Así funcionan los concejos abiertos, la democracia más pura que existe en España
El próximo 28 de mayo se celebran las elecciones autonómicas y municipales, donde la gran mayoría de ciudadanos podrá votar a los representantes que se encargarán de tomar las decisiones que le correspondan en cada región y localidad.
Estos casos se basan en una democracia representativa, sin embargo, en España quedan lugares en los que el sistema de gobierno no funciona de la misma manera, sino que son los vecinos los que toman las decisiones en lo que se denomina una democracia auténtica.
Ahora bien, esto solo es posible en aldeas con pocos habitantes, como Santiuste, un pueblo ubicado en la sierra norte de Guadalajara. Aquí se practica una forma auténtica de democracia conocida como régimen de concejo abierto.
Este tipo de gobierno asambleario se originó en la Edad Media y tiene una larga tradición en España, especialmente en pequeñas comunidades rurales.
En el país se llegó a contabilizar más de mil concejos abiertos en pueblos con menos de 100 habitantes que así lo habían decidido, pero con la reforma de la ley electoral de 2011 se redujeron a 110, principalmente en las dos regiones de Castilla y Aragón.
En el caso de Santiuste, el Estatuto Municipal de 1924 lo consideraba la forma más completa de democracia pura, en coherencia con su inspiración romántica del municipio. “Es un movimiento que fomenta mucho la participación, porque si tienes que votar un presupuesto te vas a informar sobre el presupuesto”, indica la alcaldesa, Victoria Cuervo.
Victoria explica que en las próximas elecciones municipales, los 16 residentes empadronados en el pueblo serán concejales y votarán al alcalde: “El día de las elecciones votamos como todos, pero solo vamos a elegir a un alcalde, el resto de los concejales serán los vecinos censados”.
Y es que en el pleno municipal, donde se toman las decisiones que afectan a la localidad, pueden participar todos los vecinos, pero solo es válido el voto de los que están censados. Así, el regidor lleva unas propuestas a pleno y son los empadronados los que tienen que decidir.
Con esta fórmula el gobierno local resulta más transparente, puesto que todos los ciudadanos saben cómo y en qué se gasta el dinero. Por ello, a la mayoría de vecinos les gusta esta manera de autogobierno porque les permite ser parte directa de los acuerdos y resoluciones.
La actual alcaldesa está empadronada en Madrid, pero las elecciones municipales permiten que los candidatos a alcaldes no están obligados a residir en el pueblo donde se presentan debido a una excepción que se creó en 1991 para proteger a los políticos del terrorismo de ETA.