La Guardia Civil, más ‘verde’ que nunca tras firmar con Repsol un impulso a la movilidad sostenible

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A la Guardia Civil siempre se la ha reconocido por el color verde de sus uniformes y de sus vehículos. Pero de unos años a esta parte, también por la búsqueda de una movilidad más sostenible y, de hecho, está a punto de aprobar su plan 2021-2025 en este campo. Además, cuenta con una división especialmente relevante en este campo, caso del SEPRONA o Servicio de Protección de la Naturaleza.

En cuanto a Repsol, hace tiempo que dejo de ser una petrolera para convertirse en una empresa multienergética con soluciones cada vez más limpias y eficientes (entre ellas la electricidad). Asimismo, a finales de 2019 fue la primera empresa de su sector en fijarse el reto de ser cero emisiones netas en el año 2050.

Ahora, ambas entidades (pública la primera, privada la segunda) han dado a conocer un acuerdo de colaboración con el que pretenden mejorar la sostenibilidad en materia de movilidad, entre otras metas. El protocolo lo firmaron el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez.

Toyota Prius híbrido de la flota de la Guardia CivilGran potencial: flota de más de 19.000 vehículos

Aunque los puntos concretos en los que se irá plasmando esa unión de fuerzas se irá concretando en los próximos meses, contempla actuaciones como la instalación de puntos de recarga para vehículos eléctricos e iniciativas de autoconsumo mediante energía solar fotovoltaica. En este campo cabe recordar que la Guardia Civil cuenta en todo el país con más de 2.300 infraestructuras; y vehículos que van desde aeronaves a motos, pasando por barcos, turismos e incluso camiones. En total, un parque de más de 19.000 de diferentes marcas, con una gran profusión de SUV y 4×4, pero con una penetración de las tecnologías alternativas residual, casi inexistente.

De hecho, el instituto armado adquirió en 2016 su primer automóvil 100% eléctrico (un Nissan Leaf de primera generación) y el primer híbrido (en este caso un Toyota Prius) no llegó hasta dos años después. La primera operación de gran calado se fraguó a finales del año pasado, con la incorporación de 50 coches totalmente a pilas. De nuevo, Nissan Leaf, pero de su segunda generación y con batería de 40 Kwh, lo que les autoriza una autonomía de unos 270 kilómetros según el nuevo ciclo de homologación de emisiones WLTP. El objetivo es que estos coches presten servicios en zonas portuarias y aeroportuarias, ya que suelen contar con infraestructura de recarga.

Los clientes de Nissan pagarán el 50% en la red de recarga pública de RepsolRecargas que duran entre cinco y 10 minutos

Por su parte, Repsol fabricará desde 2023 biocombustibles y combustibles sintéticos dos años más tarde, aunque su camino hacia la descarbonización también pasa, y con fuerza, por la electromovilidad. Su último movimiento en este sentido fue el acuerdo anunciado hace dos semanas con Nissan. Se traducirá, de inicio, en la instalación de 15 postes rápidos en las estaciones de servicio de la compañía, a los que luego podrían añadirse otros.

Actualmente, Repsol cuenta con más de 250 puntos de recarga en lugares públicos, entre los que se incluyen 70 de carga rápida y una estación ultra-rápida con una potencia de hasta 700 Kw, lo que permitiría recargar hasta dos coches a 350 kW; o cuatro a 175 kW. En tiempo, de cinco a 10 minutos, lo que un repostaje convencional. En cualquiera de esos puntos, los clientes de Nissan sólo pagarán el 50% de la tarifa en virtud del acuerdo

Postes de recarga ultrarrápida que suministran 175 kw (700 la estación al completo)