En el barrio de Mayakovski esta semana nos despertamos con el paso de un coche con altavoces pidiendo “precaución”. La escena recordaba al “bnimanie, bnimanie” (“atención, atención”) en la megafonía de Chernóbil, tan bien retratada por la serie de HBO. Pensé en la amenaza de coronavirus que me tiene preso en casa. Hasta que recibí un SMS del Gobierno: “Vientos de 25 metros por segundo se acercan a la ciudad, pónganse a cubierto”. Desde mi casa no llego a ver la estatua del poeta, donde se juntan
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Donald Trump se somete a la prueba del coronavirus y da negativo mientras extiende a Reino Unido el cierre de los vuelos
Donald Trump se ha sometido a la prueba del coronavirus y ha dado negativo. La noticia llega después de que hayan dado positivo en los tests al menos tres personas que han estado en el club de campo del presidente en Florida, Mar-a-Lago.
Entre los infectados está Fabio Wajngarten, un asesor del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que se hizo una foto con Trump y el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, el fin de semana pasado, durante la visita del mandatario brasileño a Florida. El jueves, Trump había declarado que “no estoy preocupado en absoluto” por la posibilidad de contraer el virus, y el viernes, en una rueda de prensa, rechazó confirmar si se iba a someter a la prueba, limitándose a decir que “lo más probable” es que se la termine haciendo. Por el momento, se desconoce el resultado de los análisis del presidente de EEUU.
El test de Trump se suma a una serie de medidas que está adoptando el círculo más íntimo del presidente. Su hija y consejera, Ivanka, se ha puesto en cuarentena, lo mismo que dos senadores que estuvieron en Mar-a-Lago con Bolsonaro. El presidente brasileño se ha sometido a dos pruebas para saber si tiene coronavirus en apenas un día. El personal de la Casa Blanca ha empezado también a tomar la temperatura de los periodistas que acuden a la sala de prensa de la Casa Blanca.
Mientras tanto, Estados Unidos sigue cerrando sus fronteras. El vicepresidente Mike Pence, al que Trump ha encargado la coordinación de la lucha contra el Covid-19, ha anunciado que el cierre de los vuelos se amplía a Reino Unido e Irlanda, que así se suman a las 26 naciones europeas cuyos ciudadanos no pueden ir a Estados Unidos, salvo que tengan permiso de trabajo y residencia, o sean familiares cercanos de estadounidenses.
La nueva política de la Casa Blanca en la lucha contra la pandemia se basa en la colaboración de las empresas privadas con el Estado. Así lo dejó claro el presidente el viernes, en la rueda de prensa en la que anunció la declaración del estado de emergencia en el país, una medida que suena más impactante de lo que es dado que en la actualidad en EEU hay en vigor 20 estados de emergencia. En virtud de esa decisión, el Gobierno federal puede redirigir recursos hacia los 50 estados y otras entidades territoriales para ayudarles a contener la propagación del virus.
En el acto, Trump apareció con los consejeros delegados de empresas de grandes superficies -Target, Wal-Mart -, cadenas de farmacias -CVS, Walgreens-, farmacéuticas -Quest Diagnostics, Roche-, tecnología médica -Becton Dickinson-, que colaborarán con los organismos públicos en la lucha contra la pandemia. Entre las medidas que se anunciaron está un nuevo sistema de pruebas para detectar el coronavirus que ha sido desarrollado por Roche, que aún no ha sido aprobado por los reguladores, que podría, según Trump, elevar en 1,4 millones el número de personas analizadas la semana que viene. Hasta la fecha, EEUU ha realizado el test del coronavirus a unas 11.000 personas.
Otra medida es el establecimiento por Wal-Mart en sus grandes almacenes de centros en los que les serán practicadas las pruebas anos ciudadanos sin salir del coche. Ése es un sistema que se está aplicando ya en pequeña escala, y que es genuinamente estadounidense, un país en el que la gente no solo compra hamburguesas y bebidas azucaradas desde el coche -como se ve en las películas- sino que hay hasta cajeros automáticos para conseguir efectivo sin salir del vehículo.
Trump también anunció que el gigante de las búsquedas de internet y de la inteligencia artificial Alphabet -propietario del portal Google- ha puesto a 1.700 de sus ingenieros a desarrollar un sitio web para desarrollar un portal que informe a la población acerca de dónde y cómo puede realizar las pruebas del coronavirus. Sin embargo, la empresa desmintió esa información inmediatamente. Según Alphabet, su subsidiaria especializada en medicina Verily está “en los primeros pasos” para la construcción de una web con información en ese sentido, pero solo para “la zona de la Bahía de San Francisco”, donde está la sede de la empresa.
La OMS cuestiona la estrategia de Boris Johnson y Gibraltar se desmarca de Londres e impone toque de queda por el coronavirus
La Oganización Mundial de la Salud (OMS) ha cuestionado abiertamente la estrategia de la “inmunidad de grupo” ante el coronavirus, auspiciada por Boris Johnson, mientras el Gobierno de Gibraltar se ha desmarcado con medidas bastante más drásticas que las ordenadas por Londres (aunque la escuelas de la Roca siguen de momento abiertas). El Reino Unido ha registrado de momento 21 muertes y más de 1.171 casos, entre ellos un recién nacido que dio “positivo” en el hospital de North Middlesex tras haber contraído el virus su madre.
La OMS lanzó entre tanto severas advertencias la Gobierno británico por bajar la guardia en la contención del virus y no tomar medidas drásticas como las adoptadas por la mayoría de los países europeos. “No sabemos los suficiente sobre la ciencia de este virus, no ha estado entre la población del tiempo suficiente para que sepamos cómo se comporta inmunológicamente”, declaró la radio de la BBC la portavoz de la OMS Margaret Harris. “Cada virus funciona de una manera distinta y estimula una respuesta inmunológica diferente. Podemos hablar de teorías, pero la situación a la que nos enfrentamos en este momento requiere acción”.
El director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, criticó también implícitamente la decisión del Gobierno británico de dejar de hacer pruebas del coronavirus a quienes presenten síntomas leves para concentrarse exclusivamente en los casos graves. “Se deben tomar todas las acciones posibles”, declaró Ghebreyesus. “No solamente hacer pruebas, no solamente seguir el rastro, no solamente la cuarentena, no solamente la distancia social. Hay que hacerlo todo”.
A las pocas horas de recibir la advertencia de la OMS, el Gobierno británico se retractó parcialmente y anunció su intención de ordenar la suspensión de “reuniones masivas” y espectáculos públicos a partir del próximo fin de semana. En su comparecencia junto a Boris Johnson esta semana, el asesor-jefe científico Patrick Vallance aseguró que la suspensión de los espectáculos deportivos era “una de las medidas menos efectivas que se pueden tomar” y que su contribución a reducir el “pico” de la epidemia es apenas del 5%.
La Premier League decidió desoír el consejo del Gobierno y ordenó la suspensión termporal de la competición. Escocia decidió también ordenar por su cuenta la prohibición de “reuniones masivas” de más de 500 personas. El Palacio de Buckingham decidió cancelar todos los actos públicos de la Reina y de la familia real.
Toque de queda en Gibraltar
El Gobierno de Gibraltar ha ido también más allá de las recomendaciones de Londres y ha aconsejado a los habitantes de la Roca que “eviten las reuniones de más de 50 personas y se mantengan a más de un metro de distancia de otras personas en lugares públicos, como tiendas y colas. Gibraltar ha decidido interrumpir todas las visitas de cruceros como medida preventiva para evitar la propagación del coronavirus.
El Gobierno de Fabián Picardo ha aconsejado también a las personas mayores de 70 años que “permanezcan en sus casas y limiten su contacto social en la medida de lo posible” (en contraste con la recomendación reciente de Boris Johnson a los mayores de 70 para no se embarquen en cruceros).
“Aumentar las distancia social es la medida más efectiva que se puede adoptar para proteger a nuestros seres queridos”, puede leerse en la nota oficial. “Esto implica evitar las interacciones sociales normales entre amigos, como besos, abrazos y darse la mano”.
El Gobierno gibraltareño ha impuesto ya el “toque de queda” a las ocho de la tarde para bares, restaurantes y clubes, y advierte que en los próximos días podría tomar la decisión de “cerrar por completo estos establecimientos”, en contraste con la falta de medidas concretas del Gobierno de Boris Johnson para imponer la “distancia social” entre los británicos.
Picardo se ha alineado sin embargo con Londres en la decisión de mantener abiertas las escuelas, alegando que resultar “notablemente más seguro para los niños”, al mantenerlos alejados en lo posible de otros espacios públicos “y especialmente de personas mayores y vulnerables”. El ministro responsable de Salud Pública, John Cortés, recalcó que hay que “minimizar las alteraciones para la educación de los niños” y que “lo más importante es mantenerlos alejados de sus abuelos y otros familiares y amigos que pueden ser vulnerables.
El cierre de fronteras por el pánico al virus hace tambalearse Schengen
“La respuesta más efectiva es una coordinada. Las prohibiciones generales de viajes no son la mejor forma de contener el virus. Todas las medidas deben ser proporcionales”. Cuando este viernes al mediodía la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó este mensaje no pretendía dar un consejo, una reflexión ni una valoración técnica, sino formalizar una petición casi desesperada. Los ministros de Interior se veían las caras en Bruselas y en la agenda, nubes negras. En momentos de pánico la tentación del repliegue sigue siendo muy poderosa. Se vio en 2015 y se está volviendo a ver ahora. A lo largo del día, en un goteo constante, República Checa, Eslovaquia, Dinamarca y Polonia notificaron a la Comisión que, aprovechando los resortes previstos por Schengen, el espacio de libre circulación, iban a cerrar las fronteras. Y es probable que no sean los últimos.
El mensaje es que será de forma temporal, durante unas semanas para frenar la expansión del coronavirus, pero los bloqueos en las fronteras son como los corralitos financieros: es fácil ponerlos pero dificilísimo levantarlos. Algunos de los puestos que se levantaron durante la crisis política por la llegada de refugiados ahí siguen todavía, siendo renovados periódicamente.
La decisión de los cuatro gobiernos es unilateral y prácticamente idéntica en los términos. Se interrumpe el flujo de personas, pero no de mercancías. No habrá vuelos o trenes que salgan del territorio nacional. Y en varios de los casos, los nacionales que regresen del extranjero tendrán que someterse forzosamente a dos semanas de cuarentena. En el caso checo, por ejemplo, los nacionales y aquellos extranjeros residentes no podrán irse tampoco.
Polonia ha puesto un plazo provisional de 10 días a partir de la medianoche del domingo. República Checa, indefinido. Dinamarca, hasta las vacaciones de Semana Santa. Además, Austria tiene cerrado el paso fronterizo con Italia. Y Hungría, con la propia Austria y Eslovenia.
La respuesta no ha llegado a nivel europeo. No hay coordinación ni confianza. Francia, según ha informado el Elíseo, quería discutir un cierre o al menos refuerzos a nivel de Schengen, abriendo la posibilidad a que se cerraran los países donde los focos de contagio son mayores. Alemania, con dudas, no lo tiene muy claro. Sobre todo después de que varios de sus ministros arremetieran con muchísima dureza estos días contra Donald Trump por prohibir durante un mes la llegada de europeos.
¿Con qué autoridad puede la UE quejarse y reprender a los norteamericanos si un número creciente de sus propios miembros impide el acceso a los socios comunitarios?
El espacio de libre circulación, conocido como Espacio Schengen, es uno de los grandes éxitos de la historia de la UE. En la práctica supone la eliminación de las fronteras internas entre 26 países. Ya no hay control de pasaportes ni de mercancías. Cuando se entra en la UE a través de uno de sus firmantes, ya no hacen falta más controles para moverse a los demás.
Hay 26 países miembros de Schengen. No forman parte todos los de la UE (Bulgaria, Croacia, Chipre, Irlanda y Rumanía están al margen por ahora) y hay otros, como Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, que no son Estados Miembros pero forman parte. Noruega ha decidido también poner controles, excepto para sus vecinos escandinavos.
¿Cómo se suspende la libre circulación?
El Código de Fronteras de Schengen permite en efecto que un país suspenda esa aplicación, pero sólo “temporalmente” y en el “caso de una amenaza seria” o cuando hay “razones de seguridad interna”. La reintroducción de controles fronterizos internos “debe ser una excepción y respetar el principio de proporcionalidad”, según la legislación vigente. “El objeto y la duración de esa medida temporal debe restringirse al mínimo imprescindible para responder a la amenaza en cuestión”, como “medida de última instancia”, dice la Comisión Europea. Una pandemia claramente queda dentro del paraguas.
La prerrogativa de hacerlo es de un Estado Miembro. Corresponde a los gobiernos analizar la situación, evaluar la amenaza o emergencia, con criterios propios. Las capitales deben notificárselo a la Comisión, y al resto de socios del Consejo, “al menos cuatro semanas antes” de la entrada en vigor de la medida, salvo que se trate realmente de una emergencia. Bruselas puede expresar su opinión sobre la necesidad de reintroducir o no controles o si es “proporcional”, como ha hecho hoy Von der Leyen, pero no tiene derecho de veto.
Suspender Schengen es, al mismo tiempo, muy grave y algo rutinario. Los gobiernos lo hacen constantemente, por ejemplo antes de eventos deportivos o culturales y con reuniones políticas de alto nivel, pero tan solo durante unos días. De hecho, los artículos 25 y 26 del Código estipulan que para ese tipo de acontecimientos el tiempo máximo es de 30 días (prorrogables a un máximo de medio año). No supone que se cierren de golpe todas las fronteras y se fiscalice al 100% de los viajeros, sino que en algunas, y por diferentes motivos, se pueden realizar controles de pasaporte y registros.
Nueva York declara el estado de emergencia y prohíbe congregaciones de más de 500 personas por el coronavirus
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, declaró este jueves el estado de emergencia en la ciudad y adelantó que las medidas excepcionales que se están tomando para frenar el coronavirus podrían extenderse “durante un número de meses”.
La medida otorga poderes especiales a las autoridades locales, que suman su declaración de emergencia a la que ya había aprobado el sábado el Gobierno estatal de Andrew Cuomo.
Nueva York también va a prohibir cualquier reunión o evento que congregue a más de 500 personas en un intento por contener la expansión del coronavirus, según anunció Cuomo hoy.
La medida entrará en vigor el viernes por la tarde, excepto en el caso de los teatros de Broadway, donde se comenzará a aplicar este mismo jueves, en lo que supondrá de forma efectiva el cierre de la gran meca de las artes escénicas en Estados Unidos.
La prohibición no afectará a escuelas, hospitales, residencias de ancianos o al sistema público de transporte, según explicó Cuomo en una conferencia de prensa.
Tampoco se verán afectados los grandes edificios de oficinas, por ejemplo, pues la medida se refiere a las congregaciones de más de 500 personas en una misma sala, no repartidas en varios espacios de un inmueble, aclaró el gobernador.
En el caso de lugares con capacidad para menos de 500 personas, se requerirá que la ocupación esté por debajo del 50 por ciento en todo momento, con el fin de reducir la densidad y limitar el riesgo de contagios.
328 CASOS EN EL ESTADO
Estas drásticas medidas llegan cuando se han detectado en el estado de Nueva York un total de 328 personas con coronavirus, 112 casos más que el día anterior. Por el momento, ningún paciente ha fallecido.
La cifra, según insistió Cuomo, representa con toda seguridad solo una fracción del total de neoyorquinos con el virus, dado que el número de pruebas sigue siendo limitado.
Hasta ahora, confirmó, en el estado de Nueva York se han llevado a cabo 2.314 tests desde el arranque del brote, pero las autoridades están trabajando contrarreloj para aumentar la capacidad lo más rápidamente posible. Así, se ha autorizado a 28 laboratorios del estado a efectuar estas pruebas y se está llegando a acuerdos con otros a nivel nacional para multiplicar el número de pruebas que se podrán hacer cada día.
Ello supondrá, según recalcó el gobernador, que el número de casos confirmados seguirá aumentando de forma importante en los próximos días, en línea con las trayectorias que se han visto en países como China, Corea del Sur o Italia.
Por ahora, Nueva York ha optado por no cerrar escuelas primarias y secundarias a menos que haya posibles casos de la enfermedad, pero en la víspera ya adelantó planes de clausurar las universidades públicas.
Este jueves, la Arquidiócesis de Nueva York anunció que cerrará sus escuelas primarias la próxima semana, lo que afectará a más de 19.000 estudiantes, según The New York Times.
Mientras, Nueva York mantiene operando con normalidad su enorme sistema público de transporte, que ya está experimentando claras reducciones en el número de pasajeros, según confirmó Cuomo.
La mayor concentración de casos en el estado se da en la localidad de New Rochelle, a las afueras de la Gran Manzana, con un total de 148 en el condado de Westchester, del que forma parte.
Dentro de la ciudad de Nueva York se han registrado 95 casos, con 43 nuevos con respecto al día anterior, según los datos facilitados por el gobernador.
PREPARANDO EL SISTEMA SANITARIO
Cuomo insistió en que una de las grandes preocupaciones es garantizar que el sistema sanitario esté listo para responder ante un gran número de casos, por lo que se está trabajando en la creación de una “reserva” de profesionales médicos que actualmente no están trabajando y que podrían usarse en caso de que hubiese carencias de personal.
También planteó la posibilidad de que se pida retrasar las cirugías no urgentes, con el fin de liberar hasta un 35 por ciento de las plazas hospitalarias.
Además, se está extremando las medidas en los centros de tercera edad y residencias de ancianos, donde todo el personal deberá usar máscaras y se prohibirán las visitas.
NUEVA JERSEY TAMBIÉN TOMA MEDIDAS
La vecina Nueva Jersey, mientras, ha decidido recomendar la cancelación de las congregaciones de más de 250 personas, lo que incluye conciertos, competiciones deportivas o desfiles.
Allí, se han confirmado por el momento 29 casos del COVID-19, con una persona muerta, y 37 más que están siendo analizadas.
Emmanuel Macron sobre el coronavirus: Estamos “ante la mayor crisis sanitaria desde hace un siglo”
Se esperaban anuncios fuertes. Y Emmanuel Macron hizo alguno. Se especulaba con el aplazamiento de las elecciones municipales. Pero el presidente de la República se negó. Habrá urnas. Y dinero para evitar el parón económico. Eso sí, exige a sus ciudadanos disciplina en el seguimiento de las consignas, empezando por lavarse las manos.
Macron se dirigió a la nación desde el Elíseo. Una alocución solemne que empezó por reconocer que estamos “ante la mayor crisis sanitaria desde hace un siglo”. Y que los científicos que le aconsejan prevén “que el virus continúa a propagarse y acelera”. Serio y enérgico, en un plano más corto que lo habitual, corbata negra, Macron se enfundó el traje de capitán del navío Francia.
Anuncios. Desde el lunes todos los centros de enseñanza, de las guarderías a la universidad, cerrarán “hasta nueva orden”. Se establecerán en las escuelas retenes para cuidar de los hijos de médicos y enfermeros cuya labor y sacrificio elogió. También se movilizarán a los jubilados más recientes y a los estudiantes de las carreras sanitarias.
Macron conminó a los mayores de 70 años y a los enfermos más propensos a ser afectados por el virus a que salgan lo menos posible de casa. Pidió a las empresas que faciliten al máximo de sus asalariados el trabajo desde sus domicilios y garantizó a las empresas que podrán aplazar sus cotizaciones sociales sin trabas.
Hubo algún gesto económico más para favorecer a los trabajadores en paro parcial. Y la promesa de un plan francés de relanzamiento. Además garantizó que Europa, guiada por Francia adoptará “fuertes medidas de relanzamiento económico”. Frente a Donald Trump que ha puesto a toda Europa en cuarentena, escogió un enfoque positivo. Le va a llamar para que el G-7, que preside este año el americano, lidere la reacción mundial.
De pasada, le dio un coscorrón a la presidenta del BCE, Christine Lagarde. Saludó sus iniciativas pero los encontró “insuficientes”. Dejó claro que el tiempo de la ortodoxia presupuestaria ha pasado y que va a proponer medidas heterodoxas.
Discretamente, justificó el mantenimiento de los transportes públicos, “necesarios para que se desplace el personal sanitario”. Frente a las iniciativas nacionales de cierre de fronteras que se multiplican pidió que las decisiones se tomen a escala “europea”.
Y con el argumento de la continuidad de la vida democrática, descartó aplazar las elecciones municipales como se rumoreó antes de su discurso. El argumento en boca de una fuente cercana al primer ministro, Edouard Philippe, citada por ‘Le Monde’ era éste: “Aplazarlas sería enviar una señal contradictoria. ¿Por qué se puede ir a trabajar si no se puede ir a votar? Hay que saber tratar la crisis sin crear tal miedo que bloquee el país. La vida sigue. Hay que demostrar que Francia es más fuerte que el virus”. Además la opinión pública no quería aplazarlas. Una encuesta publicada el jueves (Odoxa) informó que el 64% prefería mantenerlas y un 36% retrasarlas.
El presidente dedicó toda la jornada a preparar su intervención. Consultó con lo expertos científicos y médicos y reunió en el Elíseo un consejo restringido de ministros. Es la cuarta reunión de este gabinete de guerra. El ministro de Interior suspendió un desplazamiento y el primer ministro el mitin con el que iba a cerrar su campaña en Le Havre, donde se presenta para alcalde.
Philippe convocó ayer a los presidentes de las dos cámaras legislativas, jefes de partidos y de grupos parlamentarios y otros líderes. Sólo la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, ha sacado los pies del tiesto quejándose de la falta de información sobre “la disponibilidad de mascarillas” o el “aumento de test”. Es la segunda reunión de este formato que, hasta la fecha, había mantenido a la clase política en un saludable consenso sin polémicas.
El general Qasem Soleimani, el estratega de Irán
“¿Oíste hablar de Karla? Es un zorro viejo. Trabaja con tanto secretismo que algunos ni siquiera saben que existe”, confiesa Irina a Peter Guillam en la adaptación de la BBC de ‘El Topo’, de John le Carré. Irina mencionaba el nombre en clave del espía soviético que, desde las sombras, tejía intrincadas operaciones que desafiaban al agente británico George Smiley. Por algo similar Karla podría haber sido, también, el apodo del misterioso general iraní Qasem Soleimani, al que EEUU ha matado en un ataque con misiles en Bagdad.
El paramilitar lideraba el ala de operaciones exteriores de la Guardia Revolucionaria, la llamada Fuerza Quds, declarada grupo terrorista por Estados Unidos. En un comunicado, el Pentágono ha subrayado que su ataque tenía ánimo “disuasorio”, y ha acusado a Soleimani de estar planeando futuros ataques contra diplomáticos estadounidenses.
“Al mundo árabe le falta un líder como el general Soleimani”, sentenció hace unos años Sadegh Kharazi, ex diplomático y consejero del ex presidente iraní Mohamad Jatami. Esta frase condensaba no sólo el valor que tenía para la diplomacia iraní el líder de la clandestina Fuerza Quds (Jerusalén en persa), sino también manifiesta la importancia de esta tropa de élite en el tablero regional.
En las jugadas de Teherán, Soleimani, héroe en la “sagrada defensa” contra Irak (1980-1988), encarnaba la ficha reina. Por ser tan desconocido, Soleimani, de 62 años, permitió que todo tipo de gestas, algunas peculiares, trufen su leyenda.
En 2011, funcionarios de EEUU lo vincularon a un complot que supuestamente pretendía matar al embajador saudí en Washington usando sicarios de un cártel mexicano. Otros medios lo erigieron como puntal del levantamiento en Yemen de los hutíes. Más creíble, a Soleimani se le vio en los últimos años porfiando en Siria, cuyo Ejército definió en 2012 como “inútil”. En Irak llamó “idiota” al ex ‘premier’ y jefe de Defensa Nuri Maliki. Allí frenó al Estado Islámico, y en Siria armó fuerzas capaces de aguar el plan de Occidente y del Golfo de tumbar al presidente Bashar Asad. “Soleimani opera en un área que le es familiar, traza conexiones forjadas en las últimas tres décadas”, subrayaba en 2015 Ali Vaez, analista del International Crisis Group.
“Soleimani sirve en escenarios regionales que la Guardia Revolucionaria -de la que depende la Fuerza Quds- ve cruciales, donde quiere establecer su fuerza”, decía el investigador de la fundación Carnegie para la paz Renad Mansour. “Cuando Siria fue importante, él estaba allí, y lo mismo Irak”, añadió. Un ex agente de la CIA aseguró al ‘Daily Beast’ que Soleimani era “el agente más poderoso de Oriente Próximo”. Mansour restaba romanticismo: “Es un hombre al servicio de Irán, no un cerebro”.
Sea servidor o maquinador, una cámara indiscreta lo captó hace unos cuatro años en la estratégica provincia de Lataquía, justo cuando Damasco anunciaba una gran ofensiva para retomar Alepo. En la foto, un puñado de soldados, en cuclillas, escuchan embelesados a Soleimani, erguido y con pose mesiánica. Su pelo era corto, grisáceo y se prolongaba en la típica barba rasa de paramilitares basiyíes y súbditos del Líder Supremo.Soleimani no hablaba con la prensa. Quienes lo conocían aseguran que era parco en palabras, pero con ademanes ceremoniosos, serenos, exquisitos.
No fue hasta entonces cuando empezó a aficionarse a los ‘selfies’, que algunos servicios secretos occidentales, incrédulos hasta entonces, confirmaron su existencia. Mansour relacionaba esta multiplicación de apariciones con la “necesidad [del Gobierno iraní] de mostrar que tiene a sus efectivos luchando contra el Estado Islámico”. Mientras, Teherán negaba haber desplegado tropas, y sólo reconocía el envío de “asesores”. Reuters anunció en aquella época la llegada de “cientos” de soldados iraníes a Damasco, que se sumarían a las milicias afganas, iraquíes y del partido chií libanés Hizbulá que, se creía, llevaban años siendo entrenadas en Irán y trasladadas a Siria para sostener a su mermado ejército regular.
A pesar del secretismo con que Irán maneja sus hilos en Siria, la presencia de la Guardia Revolucionaria en el país en guerra lo acreditaba que varios volvieran de allí dentro de un ataúd. Entre ellos el ex general de la Fuerza Quds Hossein Hamedani, mano derecha de Soleimani. Al morir a las afueras de Alepo a principios de octubre de 2015, se convirtió en el militar de mayor rango muerto en operaciones exteriores desde la Revolución de 1979.
Irán fue, desde el inicio del levantamiento contra Asad uno de los grandes apoyos del presidente. “Irán se ve como protector de las fuerzas musulmanas no suníes de la región y el crucial eje regional Siria-Líbano”,explicaba Hakan Günes, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Estambul. El pacto nuclear y la inclusión de Irán en las conversaciones de Viena probaban que esta estrategia de usar Siria para ganar protagonismo funciona.
Conservadores y Verdes pactan un gobierno en Austria para “proteger el clima y las fronteras”
Austria no teme en política a los experimentos. Tras un gobierno de coalición formado por populares y ultraderechistas que terminó en elecciones anticipadas, el destino de la república alpina pasará a manos de populares y verdes, un formato sin precedentes en ese país, que logra de esa manera lo que parecía imposible, la cuadratura del círculo. Tres meses de negociaciones y mucha filigrana han sido necesarias para que el Partido Popular de Austria (ÖVP), de Sebastian Kurz, y los Verdes, con Werner Kogler a la cabeza, entendieran lo mismo por defensa de la fronteras frente a la migración y del medioambiente.
El pacto de gobierno, un documento con mas de 300 páginas, será sometido mañana al visto bueno de la ejecutiva del ÖVP y el sábado al de los Verdes, convocados en congreso para ello. Los negociadores no dudan de que será aprobado.
“No ha sido fácil llegar hasta aquí”, coincidieron Kurz y Kogler en la presentación este jueves de un acuerdo para el que no había alternativa. El ÖVP y los Verdes no sólo fueron los dos únicos partidos que salieron fortalecidos de las elecciones anticipadas de septiembre, sino que además sumaban. Los socios preferentes del ÖVP, los ultraderechistas del FPÖ, se autoexcluyeron de las quinielas para renovarse y recuperarse en la oposición del escándalo de Ibiza protagonizado por su ex líder, Heinz-Christian Strache. La reedición de una coalición con los socialdemócratas estaba, a priori, excluida, y la aritmética hizo posible una alianza de izquierdas que desplazada a Kurz del poder. Las diferencias entre conservadores y ecologistas eran, no obstante, tan pronunciadas que algunos analistas aventuraron que sería como mezclar agua y aceite.
Por responsabilidad política o por atracción del poder, Kurz y Kloger han hecho Historia con su inédita alianza. Entre bambalinas, sin apenas filtraciones, han negociado programa de gobierno y sillones prácticamente a la vez. El gabinete contará con 13 ministros y dos secretario de Estados -nueve mujeres y ocho hombres-, además del canciller federal (Kurz) y el vicecanciller (Kogler). El ÖVP, que con el 37,46 % de los votos recabados en las legislativas de fines de septiembre cuenta con 71 escaños ocupará diez carteras, entre ellas las más importante: Finanzas, Interior, Defensa y Asuntos Exteriores. A ellos se añada una nuevo ministerio, el de Integración, al frente del cual estará Sussane Raab, una persona de la confianza de Kurz procedente del Ministerio de Asuntos Exteriores
Los Verdes, que recabaron el 13,9 % de los votos y cuentan con 26 escaños en el Parlamento, serán responsables de tres carteras de gran proyección social y entre ellas un superministerio, el de Infraestructura y Medioambiente.
El antiguo y futuro canciller Kurz, el hombre fuerte en la política austríaca y tan corredizo como pragmático, ha hecho lo justo para asegurarse la alianza. Ha proclamado que Austria será neutral en emisiones de dióxido de carbono en 2025, pero también que la lucha contra la inmigración ilegal proseguirá. Ha dado continuidad a algunas de las medidas impuestas por su anterior socio de gobierno y logrado que los Verdes sean partícipes de la prohibición del velo islámico para alumnas en guarderías y colegios y de una controvertida prisión para solicitantes de asilo considerados peligrosos, aunque no hayan delinquido.
“Una mayor protección climática tiene su precio”, declaró el jefe de los Verdes en el Tirol, Geebi Mair, a la agencia austríaca APA, al admitir que “resulta doloroso aceptar muchas de las políticas derechistas de los populares”. El esfuerzo mereció la pena. Los Verdes acceden por primera vez en la historia de esta formación e Austria al Gobierno, que usarán como trampolín para buscar aliados en Europa. Como otros partidos y formaciones ecologistas, Los Verdes austriacos quieren imponer “tasas aduaneras ecológicas, las únicas que tienen sentido”, subrayó Kogler. En casa, los Verdes tendrán manos libres para introducir paulatinamente medidas para encarecer las emisiones de CO2, entre ellas un impuesto adicional a los billetes de avión. El objetivo es que “volar sea más caro de lo que es ahora y el tren más barato”, comentó Kogler.
Los socios de los populares también podrán poner en marcha medidas para aumentar la transparencia en la administración y ampliar las competencias del Tribunal de Cuentas en el control de las finanzas de los partidos políticos y empresas con participación estatal, aspectos éstos a los que el partido había dado gran importancia en su campaña electoral.
Los abogados de Morales advierten que “Bolivia está fuera del sistema internacional”
Evo Morales ha elevado la apuesta este jueves en su cada vez más claro objetivo de recuperar el poder en Bolivia. Flanqueado por Gustavo Ferreyra y Eugenio Zaffaroni, dos reconocidos hombres de leyes argentinos y desde esta semana asesores jurídicos del ex presidente, siguió en silencio la nueva línea argumental: la “pura fuerza bruta” se instaló en el Palacio Quemado para situar al país “fuera del sistema internacional”. ¿La prueba? El confuso incidente diplomático con España y México. ¿La consecuencia posible? Llevar el ‘caso Evo’ a las Naciones Unidas.
“Estamos pensando en ir a las Naciones Unidas, en denunciar y ampliar esta situación, esta irregularidad y violación del derecho constitucional”, dijo Ferreyra a EL MUNDO, tras una conferencia de prensa que en una húmeda mañana de verano en Buenos Aires concitó la atención de decenas de medios. Desde que Morales se instaló en la capital argentina como refugiado, apenas horas después de la asunción del Gobierno peronista de Alberto Fernández, el ex jefe de Estado boliviano habló incesantemente. Tanto, que la embajada de Estados Unidos pidió una reunión a la Cancillería argentina para decirle dos cosas al Gobierno: que Morales hablaba demasiado y que debía frenar tanta locuacidad.
Sin duda, no fue por complacer a los estadounidenses, pero Morales casi no habló hoy. Situado entre Ferreyra y Zaffaroni, uno profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y el otro ex juez de la Corte Suprema argentina, además de miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Morales escuchó complacido y asintiendo más de una vez la argumentación de sus nuevos abogados. “Para mí es un honor estar junto a ellos y que me ayuden en las defensas, no sólo la mía, sino de los pueblos humildes”, fue una de las contadas frases del ex mandatario boliviano.
Una condición que discuten Ferreyra y Zaffaroni. Ambos sostienen que Morales es hoy el presidente y que lo será hasta el 22 de enero, día en el que vence su actual mandato. En su visión, Jeanine Áñez no es la presidenta en ejercicio, sino la cabeza de un Estado “de pura fuerza bruta”. La renuncia de Morales a la Presidencia el día 10 de noviembre no tiene efecto legal alguno, aseguran: “La asamblea boliviana no ha aceptado ni rechazado la renuncia del presidente. Desde el punto de vista constitucional estamos en presencia del presidente del Estado Plurinacional”. Morales escuchaba y asentía.
Zaffaroni, representante del ala más garantista en la Justicia argentina y afín al kirchnerismo, sostuvo que Morales no “tiene estatuto de refugiado”, sino “la inmunidad que corresponde a un jefe de Estado extranjero, al menos hasta el 22 de enero”. El ex juez del Supremo argentino se refirió con insistencia al incidente diplomático que elevó la tensión entre La Paz, Madrid y Ciudad de México.
“Hostigar embajadas, echar representantes diplomáticos… estamos tocando las normas más elementales de la convivencia jurídica internacional. Se han roto normas elementales del derecho de gentes. Bolivia se salió de la comunidad internacional, la violación de las sedes diplomáticas es un punto de inflexión. Hasta ahora todo podía discutirse, pero aquí se han salido del sistema internacional. A los abogados nos gusta plantearnos hipótesis extremas para analizar cómo solucionar diferentes casos, pero este es un caso en el que la realidad supera todas las hipótesis que se nos podían ocurrir. Bolivia no es un estado de facto: es un estado de no derecho”.
Según el verborrágico Zaffaroni, Bolivia marca el regreso a “un estado hobbesiano, precontractual” que “pone en riesgo el futuro de la humanidad”, ya que se “están tocando las reglas básicas de la convivencia entre Estados”.
Ambos abogados, que aseguran que no cobrarán un centavo por defender a Morales, advirtieron que el ex presidente no es extraditable, diga lo que digan el Gobierno y la Justicia bolivianos: “La sedición es un delito objetivamente político, y por delitos políticos no se puede extraditar a nadie. No podríamos permitir la extradición de nadie a un país en el que peligra su vida”.
Con el 22 de enero como fecha clave en un país que sabe que votará en los próximos meses, pero aún no tiene fecha, Ferreyra y Zaffaroni plantean una salida: que Áñez sea sustituida por el presidente del Tribunal Supremo. “Esa es nuestra sugerencia, es nuestra respuesta jurídica”, dijo Ferreyra a EL MUNDO. “Bolivia va a entrar este 22 de enero en una zona de acefalía absoluta no prevista en la Constitución. Debería asumir la autoridad constitucional correspondiente y convocar de inmediato elecciones”.
Zaffaroni abundó en otro ángulo: “No sabemos si Áñez realmente está ejerciendo el poder”. ¿Es Áñez una dictadora?, le preguntaron. “Esta señora no estaba en la línea sucesora. ¿Qué es? No sé. Y no importa lo que diga la prensa internacional, lo que digan los medios monopólicos y oligopólicos. Si a un presidente constitucional lo amenaza el jefe de las Fuerzas Armadas y hay muertos en las calles… Si tiene hocico de perro y ladra es perro. No encuentro un contra argumento para negar que fue un golpe de Estado”.
Los incendios de Australia calientan el debate sobre la crisis climática
La ola de incendios en el sureste de Australia ha causado ya al menos 18 muertos y 17 desaparecidos, ha arrasado más de cuatro millones de hectáreas y ha obligado a desplegar navíos y aviones de guerra para combatir el fuego. Los cielos se han teñido de rojo en las zonas costeras y decenas de pueblos han sido evacuados. En la capital, Canberra, se ha superado hasta 21 veces los máximos considerados como “peligrosos” por la mala calidad del aire. Y la nube de humo ha viajado más de 2.000 kilómetros, hasta los glaciares de Nueva Zelanda.
En medio de las escenas apocalípticas en Nueva Gales del Sur y Victoria, los dos estados más afectados, el primer ministro Scott Morrison ha contribuido a su manera a reavivar el fuego por su reacción tardía y por su empeño en no mencionar la posible conexión de lo que está ocurriendo en Australia con la crisis climática (pese al récord de temperaturas registrado en el 2019 y el aumento medio de un grado en el último siglo).
Scott Morrison ha tenido que cortar hoy su visita a la localidad de Cobargo, donde el fuego ha destruido decenas de hogares, entre la indignación de los vecinos por su tibia respuesta a la emergencia (estaba de vacaciones en Hawai en el momento crítico). Desde su victoria en mayo al frente del Partido Liberal, el conservador Morrison ha decidido alinearse con Donald Trump y Jair Bolsonaro y torpedear la acción global ante el cambio climático.
El primer ministro australiano ha vuelto a pedir “paciencia” a sus compatriotas y ha sido criticado por su incapacidad para reconocer la dimensión del problema (un informe de la Universidad Nacional de Australia advierte sobre el adelanto irremisible de los veranos y la desaparición del invierno en el país en 2050). En su mensaje de año nuevo, Morrison apeló al espíritu combativo de los australianos para emular a las pasadas generaciones “que también se enfrentaron a desastres, inundaciones, fuegos, epidemias y sequías”.
El glaciar Franz Josef, en Nueva Zelanda, ha quedado cubierto de las cenizas que han generado los incendios de Australia.
Hace apenas dos semanas, Morrison recalcó que no era “creíble” que existiera un vínculo en entre el cambio climático y la oleada de incendios. Esta semana ha admitido por fin que puede existir una relación “entre la reducción de emisiones y la protección del medio ambiente contra los fuegos devastadores”. Aun así, presumió de estar avanzando hacia sus compromisos (una reducción de emisiones del 26% al 28% en 2030), pese a rechazar las presiones para que Australia deje de ser el principal exportador de carbón del mundo.
El escepticismo del Morrison queda sin embargo ensombrecido por el negacionismo de su viceprimer ministro, Michael McCormack, que llegó a decir en noviembre que en Australia ha habido incendios “desde el principio de los tiempos” y que los que se preocupan por el cambio climático son “unos lunáticos delirantes de la ciudad”.
El 77% de los australianos reconocen sentirse sin embargo “preocupados” o “muy preocupados” por el cambio climático, el 60% quiere más acción por parte de su Gobierno y un 43% cree que hay una relación directa con las sequías, las inundaciones y los incendios de la última década, según una encuesta de ‘The Guardian’. Las imágenes de los incendios en Nueva Gales del Sur, la evacuación de decenas de poblaciones en las costas y el aire irrespirable de Canberra y Sidney han surtido efecto en las conciencias de los australianos, pese a las evasivas de su clase política.
Los científicos se han sumado al debate y han pedido a los políticos que amplíen su campo de visión. “No podemos considerar un evento específico como el resultado directo del cambio climático”, advierte en declaraciones a la BBC la profesora Glenda Wardle, de la Universidad de Sydney. “Pero lo que estamos viendo son tendencias, y no sólo los fuegos, también las sequías y las inundaciones. Y todo en su conjunto sí que está innegablemente vinculado al aumento global de las temperaturas. Pero cuando el Gobierno tiene la oportunidad de acometer el problema y hacer algo, siempre encuentra otros ‘culpables’, como la mala gestión del territorio”.
“Lo que sí sabemos es que la temperatura media en Australia es ahora un grado superior a la que era hace un siglo”, apunta por su parte Richard Thornton, director ejecutivo del Bushfires & Natural Hazards Co-operative Research Centre. “Y en estas condiciones, el verano se adelanta y riesgo de sequías y de incendios es acumulativo, y los episodios de clima extremo se hacen más y más frecuentes”.