12 días
Hace algunos años publiqué una columna titulada «¿El final del PSOE?». La pieza fue acogida entre risas e ironía por asesores y comentaristas del mundo socialista. Seguramente no podía ser de otro modo. El PSOE seguía de borrachera por el éxito de la moción de censura contra Rajoy. Y la derecha comparecía desnortada y dividida. Sin embargo, el título -un guiño burlón a la obra de Fukuyama- me permitía plantear una tesis: el PSOE, tal y como había sido configurado en la Transición, estaba agotado