Carmen Maura estuvo al borde de un ataque de nervios, al auricular de su teléfono rojo, tratando de contactar con su amante, un tanto bandido. Martes y 13 se rieron del uso del aparato en desternillantes sketches. Y en EEUU, ha vuelto la franquicia Scream, que comenzaba con una aterradora llamada. Tan terroríficas como esta ficción, y tan surrealistas como en los otros casos, son las llamadas a los servicios de atención al cliente, que podían durar horas y solían acabar sin solución, al estilo Larra. Desde ayer, una ley limita a tres minutos el tiempo en el que un usuario debe ser atendido, y a dos horas la respuesta a un problema. Nos perderemos momentos casi de película, pero ganaremos en salud.