Las vidas de Yaya Karamoko y del piloto británico James Burch nunca se cruzaron. Tampoco coincidieron en el tiempo con la portuguesa que terminó enterrada en el cementerio de Biriatou. Pero todos ellos acabaron engullidos por las aguas cenagosas del
Las vidas de Yaya Karamoko y del piloto británico James Burch nunca se cruzaron. Tampoco coincidieron en el tiempo con la portuguesa que terminó enterrada en el cementerio de Biriatou. Pero todos ellos acabaron engullidos por las aguas cenagosas del