En el mes de junio del pasado año el presidente del Gobierno adoptó la singular y audaz decisión de convertirse en el primer mandatario europeo en abandonar la primera línea de combate contra la pandemia. Al menos, en lo que a actividad pública se refiere. Subrogar las restricciones de libertades a los líderes autonómicos y asociar su figura sólo a las noticias positivas le ha permitido cerrar su primer año de Ejecutivo de coalición mejor de lo vaticinado por sus propios ministros.
Los excesos
