El Pazo de Meirás recibe a sus primeros visitantes, “encantados” de que “la historia vuelva a donde pertenece”

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Más de 80 años han tenido que pasar para que la sociedad civil volviese a pasear por los más de mil metros cuadrados que ocupa el Pazo de Meirás, en el ayuntamiento coruñés de Sada. Este domingo, guiados por los expertos en la construcción sadense Carlos Babío y el historiador Manuel Pérez Lorenzo, tres parejas –y otros tantos periodistas– han podido visitarlo.

Por el momento, dadas las restricciones de aforo provocadas por la pandemia de covid-19, las visitas guiadas, dos cada día –a las 10.00 horas y a las 12.00 horas– son para un máximo de 20 personas. “Hoy han fallado dos grupos, pero las plazas están todas reservadas para los próximos días”, ha comentado la concejala de Cultura de Sada, Paola Mondaca.

Carlos Babío ha puntualizado además que esperan que “más adelante, el acceso sea libre, además de las puntuales visitas guiadas que se puedan programar”. Ese “futurible” modo de proceder depende también de la decisión judicial sobre los bienes inmuebles del Pazo de Meirás que, a falta de resolución y, por tanto, de “dueño legal”, no pueden contemplarse durante la visita.

Con todo, los jardines y los exteriores del emplazamiento –diferentes a los originales debido a las expropiaciones llevadas a cabo por el Gobierno de Franco– albergan suficiente historia como para mantener la atención de los visitantes durante casi dos horas.

De fortaleza medieval a sede estival de la dictadura

El pazo de Meirás nace como fortaleza medieval de la mano del caballero Roi de Mondego –enterrado en la capilla del Pazo–. El lugar irá pasando de generación en generación y de vicisitud en vicisitud –como el incendio provocado por los franceses en plena Guerra de Independencia, en el S.XIX–. Será el abuelo de la escritora naturalista, Miguel Pardo Bazán, quién reconstruirá el edificio aunque, dadas sus inclinaciones liberales, acomete las obras “eliminando toda señal de nobleza” y denominándolo “granja de Meirás”.

En este edificio, más modesto e independiente de la capilla y las reconocidas Torres de Meirás será donde, años después, su nieta, la escritora Emilia Pardo Bazán, cree obras como ‘La Tribuna’, ‘Madre Naturaleza’ o ‘Los Pazos de Ulloa’.

“Con todo, Pardo Bazán quería una residencia más cómoda y con un aspecto más señorial, y por eso, entre 1894 y 1910, manda construir el edificio de las Torres, de estética medieval”, explica Lorenzo. La parte más reconocible del Pazo se lo debemos, tal y como ha remarcado el historiador, a dos mujeres, a la propia Emilia y a su madre, “responsables del diseño, planos incluidos, y de la decoración”.

Para Bazán, tan importante como su ascendencia noble, “que se encargó de remarcar por todo el edificio, mediante escudos y emblemas”, era su faceta como escritora, y como mujer; un pensamiento feminista ejemplificado, entre otros, en las vidrieras, “donde mandó incluir los títulos de sus obras”, o en las sillas de su estudio, bordadas por su madre con las caras de pensadores de la antigüedad. “La de Emilia, con Catalina de Alejandría”, ha comentado Lorenzo.

‘La Granja de Meirás’ volvió a estar en uso con los Franco, por ejemplo, pues era donde se establecían los funcionarios de la administración y donde el dictador tenía su propia explotación agropecuaria, “por la que cobraba al Estado y de la que se alimentaba”.

Además, en Meirás, Franco celebraba Consejos de Ministros y audiencias a mandatarios extranjeros en el comedor y en la biblioteca de las Torres de Meirás, donde se decidió, por ejemplo, sobre el conocido como ‘Proceso de Burgos’ –juicio sumarísimo por el que en 1970 se condenó a 16 miembros de ETA–.

Este dato, ha sido uno de los que más ha sorprendido a los visitantes, así como las “muestras” de los “expolios al patrimonio cultural gallego”. Han sido varias las exclamaciones y suspiros que se han escapado –así como muchas las fotografías disparadas– al ver una de las pilas bautismales de la iglesia de Moraime, en Muxía, utilizada como macetero; los restos del pazo de Bendaña, en el ayuntamiento vigués de Dodro, “dispersos a lo largo del cierre del pazo” –incluidas dos gárgolas empleadas para elevar un banco–; o las esculturas de los profetas realizadas por el Maestro Mateo que pertenecían al Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela.

“Una historia muy rica”

“El lugar tiene mucha historia, una historia muy rica, mucho más de lo que se suele conocer”, ha comentado Ana, una de las visitantes, que se ha mostrado “sorprendida” por todo lo que “esconde” el pazo. Para Ana, de Valladolid, era su primera visita, igual que para su marido Jose. “Nos ha encantado la visita, espero que consigan sacarle todo el partido posible en beneficio de Sada”, ha comentado la pareja.

Ana y Jose sí se han mostrado algo más críticos con el paso de los Franco por el pazo. “Creo que deberían dejarse a un lado aspectos más partidistas y contarlo todo más objetivamente”, señala Ana, a lo que Jose ha puntualizado que debería enfocarse “como se enfocan otros hechos históricos”. “Los Reyes Católicos son los Reyes Católicos, con lo que hayan hecho o hayan dejado de hacer, y Franco exactamente lo mismo”, ha indicado el hombre.

Una felicitación a la que se han sumado Jesús y Pilar, de San Sebastián, que se han mostrado “muy contentos de que la historia vuelva a quién le pertenece” y que han advertido además de que volverán cuando se pueda visitar el interior.

“Este es un momento muy especial, tras todo el proceso judicial –que en 2020 decidió el paso del pazo al patrimonio público–, por fin estamos aquí”, ha concluido la visita Carlos Babío, delante de la fachada más reconocible para los allí presentes.

La emoción de los represaliados en la primera visita

Los jardines de Meirás ya se abrieron el jueves 1 de julio por por primera vez desde que el inmueble pasó a ser propiedad del Estado. Recibieron ese día una visita guiada en la que víctimas del franquismo y miembros de asociaciones memorialistas escucharon emocionados la historia de la residencia señorial.

Represaliados sadenses como Amable Carballeira, presos gallegos del franquismo como Xan Castro, Xesús Díaz o Manuel Villares y familiares de destacados luchadores contra la represión franquista como Amalia Bóveda -hija de Alexandre Bóveda-, Camilo Díaz -hijo de Isaac Díaz Pardo-, o María Flor Baena -hermana de Humberto Baena Alonso- fueron los primeros en cruzar el muro.

Xosé Díaz, hijo de Isaac Díaz Pardo, declaró a los medios allí congregados que la visita “es una maravilla” porque supone “ver por primera vez el pazo liberado”. “Ya hemos hecho otras visitas, pero guiadas por la Fundación Francisco Franco y hoy están guiadas de un modo democrático”, ha celebrado.

Antes de comenzar el recorrido, el alcalde de Sada, Benito Portela, aseguró en una conversación con la prensa que era “una satisfacción enorme” que esa primera visita fuera protagonizada por las personas que lucharon “por la libertad” durante muchos años.