La consigna es contención públicamente. No desgarrar la herida abierta. Pero las últimas declaraciones públicas del vicepresidente Pablo Iglesias, que sonaban a una suerte de ultimátum a la coalición -“A lo mejor llega un momento en que tenemos que decir ‘hasta aquí'”-, son las últimas chinchetas en las sillas de Moncloa. Incomodan, molestan, pero no se explicita el malestar por parte de Pedro Sánchez, sabedor de que los números -el PSOE cuenta con 120 escaños de los 350 de Congreso- impiden sol