El Gobierno aprobó este martes el real decreto del currículo de la ESO, que detalla todo lo que deben aprender de forma obligatoria en toda España los alumnos de entre 12 y 16 años. En la versión final se ha añadido el estudio del principio de justicia universal y de las «semejanzas y diferencias de los animales como seres sintientes con los seres vivos no sintientes».
Son dos banderas de la izquierda que se suman a la «memoria democrática», el «ecofeminismo», los «derechos LGTBIQ+» o la «ética de los cuidados». Han desaparecido la asignatura de Filosofía y la enseñanza cronológica de la Historia. Pero, a cambio, en todas las materias se introducen guiños al programa electoral del Gobierno de coalición.
En Inglés hay «valores ecosociales»; en Música y en Plástica se insta a romper los «roles de género»; en Física y Química se intenta construir una sociedad «más justa, equitativa e igualitaria», y se habla de «Matemáticas inclusivas», con «sentido socioafectivo».
El currículo, heredado por la ministra Pilar Alegría de su antecesora Isabel Celaá y muy influenciado por los pedagogos y los psicólogos, busca un enfoque competencial, «menos memorístico», para priorizar un aprendizaje aplicado y cercano a la vida cotidiana de los jóvenes. El de la Lomce era muy exhaustivo y el Ministerio de Educación ha tratado ahora de reducir contenidos y hacer una redacción más generalista, que pone el énfasis en lo contemporáneo, para que pueda dar tiempo a dar todos los temas.
En Historia, por primera vez, no se citan expresamente los principales hechos históricos y se agrupan los contenidos en bloques temáticos que agrupan varias épocas. Por ejemplo, «marginación segregación, control y sumisión en la historia de la humanidad». Para no incurrir en «enfoques academicistas», no se mencionan momentos decisivos como la Conquista de América o la Revolución Francesa, que si aparecían en los currículos de la Logse y la LOE.
Depende de las CCAA y los profesores
Eso no significa que no se vayan a impartir en el aula, pero, al desaparecer de este decreto que regula la enseñanzas mínimas fijadas por el Estado, quedan al albur de las CCAA (disponen de entre el 40% y el 50% del horario escolar) y de los profesores. En el desarrollo curricular de Cataluña estos contenidos no aparecen mencionados y se formará a los estudiantes en «identidades», «resistencia a la opresión» y «emancipación nacional», entre otras cosas.
Lo que llama la atención es que, a la vez que se incurre en esta falta de concreción -que ha sido criticada por los historiadores, los profesores y organismos como el Consejo de Estado y el Consejo Escolar del Estado-, se detallan otras cuestiones muy específicas. No se entiende, en este sentido, que se entre a concretar el estudio del armamento de los hoplitas a los tercios.
Se evidencia que algunas cuestiones se han puesto para atender a peticiones concretas de determinados colectivos. Por ejemplo, se ha añadido a última hora «la influencia de la civilización judía en la cultura europea» porque inicialmente se incluía sólo la islámica. También se recoge por primera vez la cultura del pueblo gitano. Cada ministerio, desde el de Defensa al de Igualdad, ha pedido cambiar el articulado para introducir más estudio del terrorismo, más diversidad familiar, más educación sexual, más menciones al medio ambiente…
Promesa incumplida
La gran perdedora en ese tira y afloja ha sido la Filosofía. Pedro Sánchez prometió en 2015 recuperarla en cuanto llegara al Gobierno, pero no lo ha hecho. El PSOE no sólo ha incumplido el acuerdo que firmó en el Congreso en 2018 junto a todos los partidos para reforzar la Ética en 4º de la ESO, sino que directamente ha quitado la Filosofía.
Eso significa que los alumnos pasarán toda la enseñanza obligatoria sin estudiar esta materia.
A cambio, se darán Valores Cívicos y Éticos, un trasunto de Educación para la Ciudadanía de Zapatero que los docentes han rebautizado con el nombre del «catecismo laico», pues recoge actitudes y emociones que son seña de identidad del PSOE y de Unidas Podemos.
También se cursarán otras asignaturas más prácticas, como Trabajo Monográfico, Servicios a la Comunidad, Formación y Orientación Personal y Profesional, Digitalización o Economía y Emprendimiento.
En el mismo real decreto, que se rige por los principios de inclusión educativa y atención a la diversidad, se contempla que los alumnos puedan graduarse en la ESO y pasar de curso sin límite de suspensos.
Se suprimen también los exámenes de recuperación y las calificaciones numéricas. Y se eliminan los itinerarios que permitían a los alumnos optar por la vía académica o por la profesional. El título será el mismo para todos los alumnos pero podrá conseguirse de cuatro maneras, cada una con distinto grado de dificultad.