En pocos episodios de la jovencísima democracia española lo veraz y lo verosímil se han entrecruzado durante tanto tiempo, tantas veces y con tanta inquina como en el 23-F. Pese al consenso general entre cronistas, militares, historiadores y políticos en torno a los hechos de la asonada frustrada, las incógnitas que pueden sobrevolar su antesala y aborto continúan permitiendo que la ficción, que la literatura, se haya adueñado de eso que se llama “el relato”.
¿Por qué? El historiador Juan Fran