Pedro Sánchez se inspira en Tony Blair y el diálogo en el Ulster que llevó a los Acuerdos de Viernes Santo
«Como Tony Blair». Es difícil decir más en sólo tres palabras. El Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido jugarse el todo por el todo a la carta de la pacificación de Cataluña. Sin dejar de mirar con el rabillo del ojo a Andalucía, sí, pero con todos sus esfuerzos en «iniciar una nueva etapa» de concordia que cauterice el «desgarro emocional y político» del procés. La operación, que además de políticamente arriesgada es tremendamente impopular y supone un nuevo enfrentamiento con el poder judicial