Cuando Pedro Sánchez elevó a Nadia Calviño como vicepresidenta primera, tras la crisis de Gobierno de julio de 2021, lo hizo pensando en que la economía sería determinante en la segunda mitad de la legislatura. Pero La Moncloa preveía un escenario propicio, de recuperación económica tras la pandemia y de bonanza surfeando la ola de millones de los fondos europeos. La economía está siendo clave, pero por una crisis socioeconómica y energética a causa de la guerra en Ucrania que, en más de una ocasión, ha desarbolado los planes y perspectivas del Ejecutivo, con un efecto notable en las encuestas.

En este escenario, el PSOE impulsa a Calviño como dique contra la oposición que el PP centra en el terreno económico. La vicepresidenta ha constatado en las últimas semanas su metamorfosis de tecnócrata a política. Intervenciones con más trasfondo, más carga política e, incluso, sentimiento, no sólo datos y gráficos como siempre ha acostumbrado. Provocó, incluso, la pasada semana los aplausos, en pie, de los diputados de Unidas Podemos, tras una réplica a Vox en el Congreso. Ella, que era la enemiga número uno de los morados.

En un contexto de crisis, con la inflación disparada y las medidas económicas convertidas en munición electoral por todos los bandos, Sánchez persigue con Calviño la solidez y contundencia precisas para, primero, dar respuesta a la crítica del PP -es tras él una de las que más ataques recibe-; segundo, que constituya un escudo del presidente que no siempre ha tenido; tercero, tener una interlocutora reputada y con bagaje en Bruselas, donde es muy valorada. Y un match ball extra, pero también importante: ejercer de contrapeso a Yolanda Díaz. De ahí que haya ganado más presencia mediática, y no sólo económica, cultural.

“Ella llegó con un bagaje extraordinario en economía y con una buena reputación por su presencia en la UE, y poco a poco ha ido creciendo también en una faceta más política”, explican desde la cúpula del PSOE. En el grupo parlamentario socialista, sus últimas intervenciones han recabado elogios de diputados. “Es importante una figura con conocimiento económico que verifique y ponga en el espejo a aquellos que usan datos falsos para engañar a la ciudadanía y generar un catastrofismo que los datos demuestran que no es tal”, opinan apuntando al PP.

“Ha mejorado mucho, evolucionado. Ha dado un paso adelante”, explican desde el partido. “Además se empapa los temas, sabe de lo que habla, se empapa”. Tanto en Ferraz como en el Congreso consideran que su protagonismo sirve para “inspirar a los diputados y a los ciudadanos confianza en que el trabajo se está haciendo bien”.

Algunos interpretan que ese bajar al choque de Calviño tiene que ver también con la dinámica impuesta por Sánchez de confrontar con Feijóo -ella fue el primer miembro del Gobierno que afeó al líder del PP su foto junto al narcotraficante Marcial Dorado en su yate- y con el adverso escenario económico. Consideran que nadie mejor que ella “sabe que lo que viene es duro, a lo que nos vamos a enfrentar, y por eso reivindica la acción de Gobierno”. Y ahí ejerce de escudo de Sánchez, parapetado en una número dos del Gobierno (Calviño) y una número dos del PSOE (María Jesús Montero) del ámbito económico, donde se va a disputar el próximo ciclo electoral.

Quienes trabajan y tratan a la vicepresidenta primera subrayan que en los últimos meses “pide mucha opinión fuera, ha desarrollado el instinto, el olfato político” y eso le ha permitido que sus exposiciones sean “más cercanas al cuerpo político que al técnico”.

El PSOE ve a Calviño también como un freno a Díaz, incluso en el ámbito feminista

Tras la salida del Ejecutivo de Carmen Calvo o José Luis Ábalos se interpretó que Sánchez se quedaba sin «escuderos» políticos, sin cortafuegos. Sus vicepresidentas respondían a perfiles técnicos, de ahí que el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ejercía, por obligación, de vicepresidente político, sin serlo. Pero Calviño se ha quitado el traje de ministra independiente, tecnócrata, convirtiéndose en un activo socialista. Su implicación con el PSOE crece -acudió a finales del año pasado al congreso federal del partido-. Y el pasado miércoles el presidente fue quien inició el aplauso a su vicepresidenta, al que se sumaron las bancadas de PSOE y Unidas Podemos.

La vicepresidenta Calviño durante la reunión en Ferraz, sede del PSOE.PSOE

Prueba de esta implicación en la causa socialista, el pasado jueves acudió a Ferraz, la sede de la dirección nacional del PSOE, a liderar una reunión con todos los responsables de las áreas de economía y digitalización de las federaciones socialistas, los gobiernos y los parlamentos autonómicos. Antes, se había acercado para explicar la reforma laboral y tanto ella, como José Luis Escrivá, otro de los ministros independientes, acudieron a Ferraz a principios de año a una reunión del área económica de la Ejecutiva Federal socialista con portavoces del partido.

Sánchez, además, tiene en la gallega un contrapeso a Yolanda Díaz, que sí ha tenido, desde que accedió a la vicepresidencia, un marcado perfil político. Lo ha acentuado con el lanzamiento de su proyecto político. Calviño da réplica, incluso en la vertiente feminista por la que pujan sus socios de Gobierno. Ya fue elogiada por socialistas y morados cuando rechazó posar junto a los organizadores del primer Fórum sobre Liderazgo Empresarial y Directivo Madrid Leaders Forum, pues era la única mujer de la foto.

Eso sí, pese a la implicación, todas las fuentes descartan que dé un paso más, para afiliarse. «No quiere saber nada de temas orgánicos, de las cosas internas de los partidos».