El próximo día 27 se cumplen 75 años de la liberación de Auschwitz sin que el tiempo haya logrado aliviar el estremecimiento que produce ese nombre y convertir en pasado las atrocidades que los supervivientes aún viven en presente. El fin de uno de los capítulos más negros en la historia criminal de los Estados modernos se celebrará tres días antes y no en Auschwitz sino en Jerusalén. Entre los cerca 40 jefes de Estado y de Gobierno invitados no estará el presidente polaco, Andrzej Duda, molesto
