Afrín es Jaén teñido de tragedia: cerros ocres alfombrados con olivos centenarios hasta donde alcanza la vista pero, entremedias, unos 100.000 desplazados por casi 10 años de masacres sucesivas. Y por todas partes, ahora, el bicho. No hay mejor refugio para el coronavirus que esta tierra quemada que trata de recuperarse poco a poco con patrocinio turco, donde el agua corriente y el distanciamiento social son privilegios inasumibles para gran parte de quienes la pisan.
Por las calles de la capit