Como si se tratara de una gran obra que hay que digerir poco a poco, desde que entrara en vigor la semana pasada, los efectos de la nueva Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong se están desarrollado en varios fascículos: del castigo por secesión a todo aquel que recite consignas independentistas, a la huida de activistas prodemócratas de la ciudad por miedo a ser detenidos. Pasando por el silencio mediático por parte de muchos de aquellos que llevaban más de un año reclamando libertades en una de las capitales financieras del mundo.
“Por favor, cuiden de citar a las fuentes con sus verdaderas identidades si sus declaraciones pueden entrar en