Solo hablan entre susurros, no encienden nunca una linterna ni un hornillo para calentar los víveres, solo comen las raciones frías. Tampoco pueden bañarse ni lavar la ropa durante el tiempo que permanezcan en las profundidades de la selva y suelen llevar el uniforme mojado en esta época de frecuentes chaparrones. Los teléfonos móviles están prohibidos y duermen en el suelo, siempre húmedo, para reaccionar rápido en caso de que les sorprenda el enemigo.
A toda hora permanecen alerta para escuchar