La casualidad -o no- ha querido que el día que China no ha registrado ningún nuevo caso de coronavirus coincida con la apertura del cónclave político más importante del año. Desde la Asamblea Nacional Popular (ANP) lanzaron ayer un mensaje claro, no con palabras, sino a través de imágenes, al juntar a la clase dirigente del país bajo el techo del Gran Palacio del Pueblo. China había dejado atrás la pandemia.
Hoy la Comisión Nacional de Salud ha cogido el testigo con unos datos que apuntan a que el viernes no hubo ni un solo infectado entre una población de 1.400 millones de personas. La primera vez que ocurre esto desde que todo comenzó en Wuhan. Aunque, matizan en su comunicado, sí que se han detectado “dos casos sospechosos” en Shanghai y en la provincia de Jilin.
Lejos queda aquel 31 de diciembre cuando salieron las primeras noticias de que los funcionarios de Wuhan estaban investigando la causa de un brote de neumonía. Medios chinos como The Paper hablaban de 27 personas infectadas y el comité sanitario municipal de Wuhan había publicado una nota informando que en varios hospitales habían tratado a “pacientes con una neumonía inexplicable”.
El 7 de enero, Shi Zhengli, viróloga del Instituto de Virología de Wuhan, había determinado que se trataba de un nuevo coronavirus que había causado la enfermedad que padecían los pacientes infectados. Y 13 días después, Shi publicó el genoma del virus SARS-CoV-2. Lo que vino después fue la mayor cuarentena sanitaria jamás vista hasta entonces, cerrando toda la provincia de Hubei y confinando en sus casas a casi 60 millones de personas. Pero el foco pronto saldría del gigante asiático. El coronavirus se había empezado a expandir por el mundo.
Cogiendo las cifras oficiales de China, los contagios confirmados suman 82.971. Aunque ahora mismo los casos activos tan solo son 79. Las muertes, en comparación con otros países golpeados por la pandemia, también son muy bajas: 4.634. Desde el 11 de mayo, el recuento diario de nuevos positivos había bajado de la decena. Pero la noticia de que, por primera vez desde que comienzo la pandemia, no se ha registrado ningún nuevo contagio, ha disparado el ánimo de la pronta vuelta a la normalidad total. Sin mascarilla. Sin controles de temperatura en cada esquina. Sin restricciones de movimientos y la apertura de nuevo de las fronteras.
No será rápido. Y preocupa el pequeño brote que viene del noreste, de las provincias de Jilin y Heilongjiang. Sobre todo tras las últimas informaciones de los médicos que están sobre el terreno. El coronavirus de estas regiones cercanas a Rusia se estaría manifestando de manera diferente en comparación con el brote original de Wuhan. Los nuevos infectados parecen portar el virus por un período de tiempo más largo y tardan más en dar negativo.