Consejos a los españoles de los chinos de Wuhan: vestirse como si uno fuera a trabajar, escribir un diario…
Es una sensación extraña y chocante. Primero, el hecho de ser libre pero tener privada la libertad. Después, el bucle espacio-temporal que cada vez pasa más despacio. El lunes, salvo pequeños e insignificantes cambios, es igual que el domingo. Y, lo más probable, es que sea idéntico al martes. Y así, sucesivamente. Es como estar atrapado en el tiempo, como en la película de Bill Murray. Hay momentos en los que uno se siente como ese meteorólogo con mala leche que se despertaba siempre en el mism