Cuba cierra sus puertas a los turistas e impone “centros de aislamiento” para los cubanos recién llegados

Ni sol ni tabaco ni ron. La insólita campaña turística emprendida por el gobierno cubano en plena pandemia de coronavirus ha resultado todo un fiasco. “A partir de medianoche de hoy ningún extranjero podrá entrar al territorio nacional, sólo podrán hacerlo ciudadanos cubanos residentes”, anunció la noche del lunes (madrugada en España) el nuevo primer ministro, Manuel Marrero. Precisamente al exministro de Turismo se le atribuía la sorprendente campaña publicitaria que apostaba hasta hace unos días por mantener abierta a toda costa una industria fundamental para la supervivencia económica de la revolución.
Los casi 10.000 turistas (6.000 en la capital) que ya están en la isla permanecerán en los hoteles en condiciones de aislamiento. Los que residen en casa particulares serán trasladados a hoteles.
Las medidas radicales van más allá e incluyen a los propios cubanos. “Los residentes en el país que lleguen a partir de hoy serán trasladados a centros de aislamiento, donde permanecerán por 14 días”, añadió Marrero. Se trata, en principio, de las instalaciones del llamado campismo popular, donde los cubanos van de vacaciones bajo el paraguas del Estado, así como centros educacionales.
Para medir el alcance de la medida basta con ver las estadísticas migratorias del último día: llegaron 783 turistas extranjeros, 460 emigrantes cubanos y 3.460 residentes en la isla. Los cubanos tampoco podrán viajar al extranjero, con lo que se revoca una de las medidas de Raúl Castro más aplaudidas por la población, que durante varias décadas sólo podían salir de Cuba con permiso estatal. Una iniciativa que en los últimos meses también fue usada contra disidentes, artistas y opositores, castigados a no viajar al extranjero como castigo por sus actividades.
“Son tiempos difíciles que demandan la unidad de los cubanos”, recordó el primer ministro, palabras que los caribeños han escuchado repetidamente en las seis últimas décadas.
Las medidas son de “estricto cumplimiento”, según Marrero, quien subrayó la falta de disciplina de muchos cubanos con las medidas tomadas previamente. Las clases también fueron suspendidas por un mes y los viajes interprovinciales prohibidos, incluso el alquiler de vehículos.
El resto de medidas son muy parecidas a las ya tomadas en buena parte de América Latina, con alguna particularidad revolucionaria: un metro de distancia entre las personas dentro de los comercios, incremento de venta a domicilio, eliminación de la venta en “pipas” (camiones cisterna) y reforzamiento de la libreta de racionamiento. La Policía, ya muy presente en las calles del país, será reforzada y los distintos cultos religiosos deberán limitar “en lo posible” las concentraciones.
Hasta el momento los casos de covid-19 detectados en la isla se elevan hasta 40, a lo que hay que sumar 1.400 personas que se encuentran en aislamiento. La única víctima mortal es un turista cubano, de 61 años.
“No puede haber pánico ni exceso de confianza”, ordenó el presidente Miguel Díaz-Canel.