El típico mafioso siciliano tenía aspecto agropecuario, llevaba gorra, pantalón de pana, alpargatas y una escopeta recortada para hacerse respetar y poder cobrar el pizzo, esa forma de extorsión local con la que la Cosa Nostra sableaba a los comerciantes. Así retrató Hollywood a estos personajes que ya no existen. Ahora, los mafiosos son tipos con traje y corbata, conectados a su organización gracias a los últimos avances tecnológicos, que controlan sus inversiones en su smartphone y que blanque
