El Gobierno británico ha reconocido que las negociaciones para el tratado comercial postBrexit pueden quedar temporalmente en suspenso por el coronavirus. El ministro del Gabinete Michael Gove informó el miércoles que Londres responderá a “una específica preocupación sobre la salud pública” formulada desde Bruselas para decidir si suspende o no la próxima ronda de negociaciones, que debía arrancar en la capital británica el 18 de marzo con la presencia de 150 delegados comunitarios, capitaneados por Michel Barnier.
El frenazo provisional en el calendario de negociaciones podría alterar notablemente los planes del ‘premier’ Boris Johnson, que amenazó incluso con levantarse de la mesa negociadora si no se producían suficientes avances en el mes de junio. Aun así, Michael Gove recalcó que Johnson se mantendrá firme en la promesa de “no extender el período de transición del Brexit” más allá de diciembre de este año.
El ministro del Gabinete admitió sin embargo que las medidas excepcionales por el coronavirus podrían incluso retrasar el encuentro inaugural, previsto para el 30 de marzo, del Comité Conjunto Reino Unido-Unión Europea. Su creación está prevista en el acuerdo del Brexit como el organismo que supervisará y mediará en caso de disputas durante el proceso negociador.
Gove recalcó la importancia del comité conjunto y vaticinó que será en última instancia el que decida cómo interpretar el “protocolo de Irlanda del Norte” y si habrá o no una aduana interior en Reino Unido. En su intervención ante un comité parlamentario, el viceprimerministro ‘de facto’ reconoció por primera vez que es posible “no llegar a un acuerdo de seguridad con la UE” en el 2020 por la premura del calendario.
La sombra del coronavirus se extendió entre tanto por Westmister, con el “positivo” de la diputada y subsecretaria de Salud Nadine Dorris (y el aislamiento de una segunda diputada, Rachael Maskell). Pese a la alarma inicial, Westminster registró un lleno total para asistir a la presentación del presupuesto “populista” de Boris Johnson, en boca de su novato secretario del Tesoro de 39 años, Rishi Sunak, que a Sajid Javid tras su sonada dimisión y ha tenido menos de un mes para completar la reválida.
“Un presupuesto para todo el país”
Sunak dio por zanjada a la era de la austeridad y anunció el mayor esfuerzo de las arcas públicas en las últimas tres décadas. El titular del Tesoro anticipó la inversión de 170.000 millones de libras (195.000 millones de euros) en las desfasadas infraestructuras del país: del tantas veces aplazado tren de alta velocidad HS2 a más 6.000 kilómetros en carreteras, con especial atención a las zonas “desfavorecidas” del norte (la mismas que votaron a favor del Brexti).
“Éste es un presupuesto para todo el país”, recalcó Sunak a su paso por Westminster con el famoso maletín rojo. “Hemos escuchado a la gente y ahora vamos a cumplir la promesa de poner a todo el Reino Unido al mismo nivel, asegurando que todos tengan las mismas oportunidades allá donde vivan y con unas inversiones históricas en innovación e infraestructuras”.
Sunak tuvo que virar sin embargo de entrada hacia el coronavirus y anunciar el destino de 34.000 millones de euros en medidas de urgencia ante la epidemia, desde los refuerzos en el Servicio Nacional de Salud (NHS) al fondo de compensaciones para la empresa. “Sé lo preocupada que está la gente, pero podemos garantizar que estamos haciendo todo lo posible para garantizar la salud y las seguridad financiera”, declaró Sunak en la presentación del presupuesto. “Saldremos de esta juntos: somos una de las economías mejor posicionadas en el mundo para hacer frente a esta emergencia”.
“El brazo ejecutor”
Pese al temor a que el coronavirus pueda propiciar una nueva recesión global, Sunak vaticinó la entrada del Reino Unido en “la década del crecimiento”. Las previsiones de la propia Oficina General del Presupuesto (OBR) han rebajado incluso las perspectivas del aumento del PIB en el 2020 al 1,1%, el nivel más bajo desde el 2009.
Los analistas acogieron con escepticismo el así llamado “presupuesto del pueblo”, advirtiendo que los efectos del Brexit y de coronavirus han sido minusvalorados por Boris Johnson, que pone fin al rigor fiscal de los últimos años y recurre al endeudamiento público a unos niveles nunca vistos en un Gobierno conservador. Rishi Sunak recibió también críticas por haberse convertido en el “brazo ejecutor” del número 10 de Downing Street y no respetar la autonomía tradicional del número 11 (sede de la secretaría del Tesoro).
El portavoz de la oposición laborista Jeremy Corbyn advirtió por su parte a Johnson que su autoproclamado fin de la austeridad llega tarde y mal. “Ningún presupuesto podrá revertir el daño causado por las políticas económicas de los ‘tories’ en los últimos 10 años”, advirtió Corbyn. “Se supone que este presupuesto iba a ser un punto de inflexión, pero nada podrá compensar el hachazo a los servicios públicos, el abandono de las infraestructuras y el asalto al nivel de vida de los británicos durante la última década”.
Corbyn aseguró que las políticas de austeridad han dejado a la sanidad pública en condiciones precarias para hacer frente a la epidemia del coronavirus. “Sólo podremos hacer frente a la amenaza con la dedicación y los medios de nuestro Sistema Nacional de Salud (NHS)”, declaró el líder laborista. “Lamentablemente, todo lo que hagamos ahora no compensará los recortes sufridos en los últimos 10 años en nuestros servicios públicos esenciales”.