El Gobierno nacionalista polaco ha decidido mantener para el 10 de mayo la celebración de elecciones presidenciales, desoyendo así la solicitud de aplazamiento que pedía la oposición ante la crisis del coronavirus, y no descarta que la votación sea por correo, un hecho sin precedentes y de tal complejidad logística que los observadores han puesto a priori sus resultados en cuarentena.
“La Constitución obliga a celebrar las elecciones ahora, a no ser que se declare el estado de emergencia y en estos momentos no lo estamos”, ha sido el argumento dado por Jaroslaw Kaczynski, líder del gobernante partido Ley y Justicia (PiS).
Polonia se encuentra desde hace semanas paralizada por el coronavirus y su población sometida a fuertes restricciones. Para la oposición eso es prácticamente lo mismo que estar en estado de alarma. Entre las prohibiciones en vigor figura el derecho de reunión, lo que hace imposible celebrar actos electorales, y los desplazamientos.
En declaraciones a la radio pública ‘Jedynka’, el jefe del PiS y primer ministro en la sombra afirmó que existen mecanismos para asegurar que la lucha contra la pandemia no interfiere el derecho al voto de los ciudadanos y uno de ellos es el voto por correo.
En los medios y analistas polacos independientes ya han saltado las alarmas. Según el diario ‘Rzeczpospolita’, la idea de celebrar elecciones presidenciales por correo entraña “enormes riesgos”, incluido el fraude.
En teoría, son unos 30 millones de polacos los que serían convocados por correo, una operación logística muy compleja para la que sólo hay seis semanas de tiempo y ninguna garantía. Compleja porque sería necesario comprobar las direcciones de todos y cada uno de los electores, enviarles las papeletas sin ninguna posibilidad de comprobar si llegaron y, en consecuencia, en qué manos caen esas cartas, de qué manos salen y cuántas se perdieron.
Para Kaczynski, todo son especulaciones. “Nuestros oponentes políticos sólo quieren retrasar las elecciones porque consideran que dentro de un año tendrán mas posibilidades de ganar”, declaró el hombre fuerte de Polonia.
Kaczynski ha sido desde el primer momento reacio a postergar las presidenciales, en tanto que su candidato y actual jefe del Estado, Andrzej Duda, encabeza las encuestas. Su principal rival es Malgorzata Kidawa-Blonska, de Coalición Cívica (KO) y, a diferencia de ésta, Duda puede aprovechar la gestión del Gobierno o cualquier comparecencia para relanzar su campaña.
La oposición polaca exigía un aplazamiento de tres a seis meses ante la imposibilidad de celebrar elecciones a la Jefatura del Estado en las presentes circunstancias, pero el vicepresidente, Jaroslaw Gowin, dejó entrever la semana pasada que si el Gobierno aceptaba retrasarlas, sería por un año.
El pragmatismo de Kaczynski se ha impuesto, anteponiendo las opciones de éxito que ahora tiene su candidato en las encuestas a todo lo demás. Para el PiS, cuanto antes se celebren las elecciones, menos tiempo de exposición tendrá el Gobierno y su candidato a las críticas que los analistas prevén que irán surgiendo a medida que avance la pandemia y salgan a la luz las debilidades del sistema.