Los extremistas se emplearon de forma sistemática. Usaron martillos para arrancar las figuras, las cruces y las inscripciones en lengua siriaca esculpidas en la piedra. Decenas de ellas. Cuando llegaron a la recreación de San Behnam montado a caballo y pisoteando al diablo recurrieron al taladro hasta desfigurar el grabado. Lo mismo hicieron con el de la hermana del venerado mito cristiano, Sara, situado en un pilar adyacente.
“¡Eran tallas con cientos de años! ¡Este monasterio comenzó a constr