El regreso del ‘minué’

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Ahora que todos somos infecciosos hay que ir con pies de plomo. El infierno son más que nunca los otros. Sobre todo los asintomáticos, agentes secretos del Covid que circulan de paisano mientras el virus coloniza sus entrañas. Si al menos carraspearan. Retírese un poco y le sigo explicando. Así que cuidado con la desescalada, que el monte es más traicionero de bajada que de subida. Menos mal que siempre hay fuerzas del bien en combate contra la oscuridad. Este artesano de Rumanía, por ejemplo, que ha patentado un zapato gigante que, si no sirve para marcar distancia, al menos puede usarse para darle una buena patada al que intente acercarse. Muy útil en las nuevas pistas de baile donde es probable que vuelva el ‘minué’ -que se danzaba de lejos con guantes y antifaz- en vez del reggaeton, que además de extrema sordera exige un contacto físico que ya no nos podemos permitir. La nueva normalidad. Ésa en la que hay que llamar a la policía cada vez que un degenerado intenta saludar con dos besos.