En Estados Unidos, Meghan Markle y el príncipe Enrique de Inglaterra juegan en casa. El rechazo y la indignación que ha provocado en una parte de la prensa británica las dos horas de entrevista con Oprah Winfrey -una dura confesión en la que denuncian el trato rígido e indiferente del Palacio de Buckingham- contrasta con la buena imagen y la fascinación que despiertan en una parte de la sociedad estadounidense. En un país huérfano de monarquía y rendido a dinastías como los Rockefeller o los Ken