Emmanuel Macron promete una paga extra a los sanitarios mientras cae en las encuestas

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Frente al cambio de tendencia en los sondeos que muestra la desconfianza de la ciudadanía francesa hacia la acción del gobierno, resiliencia. Frente a la gravedad de la situación sanitaria, resiliencia. Emmanuel Macron ha escogido bautizar así la operación militar que se une a la lucha contra la epidemia. Lo vistió con el anuncio de gratificaciones al personal sanitario e inversiones futuras en los hospitales.

“Estamos en guerra y frente a lo que se avecina, ese pico de la epidemia que está delante de nosotros, he decidido lanzar la ‘Operación Resiliencia’ consagrada al apoyo (de las Fuerzas Armadas) a la población y a los servicios públicos para hacer frente a la epidemia del Covid-19” dijo el presidente de la República en Mulhouse, zona cero del virus en Francia. Detrás, las lonas del hospital de campaña que ha montado el Ejército en esta ciudad del Este de Francia.

La Real Academia define ‘resiliencia’ como la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Y en eso está Macron, adaptando el discurso y la acción. El coronavirus ha segado la vida de 1331 franceses, cifra que no incluye los ancianos muertos en las 7.200 residencias en las que viven 850.000 personas. La Dirección general de Sanidad promete ahora “un seguimiento diario”.

Macron habló el miércoles por la noche. Más de 24 millones de franceses le vieron en alguna de las cadenas de TV que emitieron en directo, un 77,9% de share. Gran audiencia, inferior, sin embargo, a la de su discurso del 16 de marzo en el que declaró la guerra a la epidemia. Hace 10 días fueron 35,3 millones de franceses, 96% de share.

Entonces el 65% de los franceses le encontró convincente, un 59% opinó que dijo la verdad y un 82% que “dio la medida de la gravedad” aunque sólo el 37% se quedó más tranquilo, según un sondeo de Odoxa para ‘Le Figaro’ realizado días después. Otra encuesta posterior ratificó esa percepción. Un 55% confiaba en el gobierno para hacer frente a la crisis, midió Ifop para ‘Journal du Dimanche’.

Una semana después la opinión pública se ha vuelto contra el Ejecutivo de una manera espectacular. Según el mismo instituto, Odoxa, el 55% de los franceses piensan que el gobierno “no midió la gravedad de la situación”, un 70% que “no dice la verdad”, un 75% que “no tomó las decisiones que cabía en su momento”y un 79% que “no sabe adónde va”. Bofetada, tras bofetada. ¿Por qué?

Un 97% cree que en Francia hay escasez de máscaras y dos tercios de la opinión pública culpa de ello al gobierno. Máscaras no hay, desde luego. Hasta ahora el Ejecutivo ha dicho que sólo deben llevarlas los contagiados y el personal sanitario. Macron, nunca se había puesto una… hasta el miércoles por la noche en un momento de su visita a Mulhouse.

Macron, con mascarilla, durante su visita al hospital de campaña en Mulhouse.

El cambio radical de la opinión publica se ha producido tras una semana de confinamiento pero no parece que éste sea el motivo: un 95% opina que es una buena medida aunque para el 57% sea “difícil de vivir”. Además un 87% es favorable a la instauración de un toque de queda nacional, como el que ya hay en Perpiñán o Niza. Y un 74% pide que se prohíba el jogging.

Frente al estado de la opinión, resiliencia, vino a decir Macron. El perímetro de la implicación militar así llamada es, de momento, nebuloso. El presidente de la República sólo hizo un anuncio concreto: el envío de dos portahelicópteros de la Armada, uno al Índico y el otro a las Antillas en apoyo a los territorios ultramarinos.

Poco después de su discurso, un discreto comunicado del Jefe del Estado Mayor anunció la retirada de los militares franceses desplegados en Iraq, en misión de formación. La evacuación del centenar de instructores empieza hoy. Francia mantiene su despliegue naval en la región y sus contigentes en Kuwait y Qatar “en apoyo de la lucha contra Daesh”.

Lo que sí hizo Macron en Mulhouse fue sumarse al homenaje a quienes están en la trinchera de la lucha contra el virus, “médicos, enfermeros, cuidadores…” . “La Nación, toda entera, está detrás de ellos”.

Y para que no quedara todo en palabras anunció que ha ordenado al Gobierno que el “personal sanitario y de los funcionarios movilizados” reciba una “prima excepcional”.

Luego se puso solemne: “Ante ellos y la nación entera me comprometo a que al término de esta crisis, habrá un plan masivo de inversiones en hospitales y de revalorización de sus carreras. Se lo debemos a ellos y a la nación. La respuesta será profunda y duradera”.

También prometió que se harán 29.000 test de detección de la enfermedad al día, frente a los 9.000 que se hacen en la actualidad. Empezarán por el personal sanitario y los cuidadores de ancianos. La epidemia ha costado la vida ya a cinco médicos por lo que éste es un elemento clave. En Corea del Sur se hacen 15.000 diarios y Alemania, que ya realiza 160.000 a la semana, está aumentando su capacidad.

TRASLADOS MASIVOS DE PACIENTES

Además de la detección precoz de portadores del virus, el otro punto crítico es el insuficiente número de unidades de reanimación adecuadas. Francia tiene 2.827 pacientes en reanimación lo que desborda las capacidades de los hospitales del Este y está llegando al límite en la región parisina.

Para desatascar las unidades saturadas, se pergeña un traslado masivo de pacientes, inédito en tiempos de paz. Hoy ha partido de Estrasburgo un tren de alta velocidad con una veintena de pacientes, acompañados de un equipo médico de seis personas por vagón. Destino, la ciudades del oeste de Francia, donde el pico de la epidemia no llegará antes de dos semanas.

Otros 18 enfermos fueron evacuados del este de Francia hace una semana por el ejército del aire y una treintena fue trasladada a centros sanitarios de Alemania, Suiza y Luxemburgo. No parece gran cosa pero es un detalle de solidaridad europea. “Estamos sólo al principio, pero resistiremos” concluyó Macron.