La imagen está ahí, esperando a que llegue el fotógrafo: un hombre sentado en la acera acompañado de su maleta. A su alrededor, el bullicio de días anteriores ha devenido en un silencio sepulcral. Nueva Delhi ha vuelto a amanecer vacía. No hay rastro del estruendoso tráfico. Ni de la marabunta habitual en los mercados. Tampoco se escucha un suspiro dentro de los templos hindúes. Pero allí está el hombre de la maleta, que además es médico. Ha sido desahuciado de su casa. Nadie lo quiere cerca. La