El ruido de sables ha sacudido este fin de semana la tranquila Jordania. Las autoridades acusan al príncipe Hamza, ex heredero al trono, de establecer contactos con “partes externas” y realizar “movimientos y actividades” con el objetivo de “desestabilizar la seguridad del país”. La noche del sábado, Hamza fue puesto bajo arresto domiciliario en su palacio y dos de sus hombres de confianza fueron detenidos, en una operación que tiene como fin acabar con un intento de golpe contra el rey, Abdalá