Docenas de puños vociferantes se alzan al cielo teheraní. “¡Muerte a América! ¡Muerte a Israel! ¡Muerte a Inglaterra!”, gritan los mismos manifestantes que luego, en un alarde de cortesía persa, dirán que “no tenemos nada en contra de sus poblaciones, sino de sus Gobiernos”. Un indignado se saca de la mochila una gran bandera de Estados Unidos. Otro saca del bolsillo su mechero. Lo acerca a la bandera: no arde. Insiste. Recorre la llama a lo largo del reborde inferior del trapo. Nada. La bander