La derrota de la esvástica: la posibilidad de un nuevo Hitler
Hitler entregó la cápsula mortal de cianuro para Eva Braun, la mujer con la que se acababa de casar, pero eligió para sí mismo una muerte más marcial. Amartilló una pequeña pistola Walther PKK, la favorita de James Bond, y se pegó un tiro. Unos minutos después, su ayuda de cámara, Heinz Linge, abrió la puerta y certificó la muerte del hombre que había prometido a los alemanes un imperio nazi que durara 1.000 años. La guarnición del búnker de la Cancillería envolvió los cuerpos en una alfombra y