La justicia alemana condena de por vida a un enfermero por el asesinato de tres ancianos
Cadena perpetua. Esa ha sido la sentencia dictada este martes por un tribunal de Múnich contra el enfermero Gregorz W, acusado de matar a tres ancianos con una sobredosis de insulina e intentar asesinar a otros tres. “Lo que hice fue cruel y sigue siendo cruel”, declaró el sanitario tras escuchar la sentencia, que excluye expresamente la puesta en libertad una vez cumplidos 15 años de la pena, como suele ser habitual en Alemania con las sentencias de por vida, ante la gravedad de los hechos cuando trabajaba en los hospitales de Delmenhorst y Oldenburg.
El enfermero, de nacionalidad polaca, se negó durante el proceso a explicar las razones que le indujeron a acabar con la vida de los ancianos. Además de los tres fallecidos por sobredosis de insulina, medicamento al que el sanitario tenía fácil acceso en tanto que es diabético y de intentar acabar con la vida de otros tres, el enfermero había sido acusado de la muerte de cuatro ancianos más. La Fiscalía retiró sin embargo esos cargos durante el juicio ante la falta de pruebas, lo que motivó duras críticas por parte de los letrados que representaban a las familias.
El caso de este enfermero es uno más en la serie de casos similares que se han ido dando en Alemania. El más trágico por el número de víctimas ha sido el de Niels Hoegel, condenado en junio del pasado año a cadena perpetua por el asesinato de 85 pacientes en el hospital donde trabajaba. Les administró inyecciones letales. El pasado 11 de septiembre, el Tribunal Federal, instancia a la que Hoegel había recurrido, confirmó la sentencia.