Alemania vive una transición política que los alemanes, menos aún los socios europeos, no saben qué rumbo tomará. La pérdida de popularidad de la canciller, Angela Merkel, en el último tramo de su cuarta y última legislatura, la reciente derrota electoral de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU) en los estados federados de Baden-Württemberg y Renania-Palatinado, y la falta de entusiasmo que despierta el Partido Socialdemócrata (SPD) aventuran un cambio de era y esta vez con coaliciones d