Litvinenko, Yushenko, Skripal… Cuando el veneno es el mensaje

Una noche de finales de 2004, Katerina Yushenko besó en los labios a su marido Viktor, inmerso en la campaña presidencial ucraniana, y notó un sabor extraño: “Metálico”, diría poco después. Un regusto a muerte.
Meses antes, la periodista rusa Anna Politkovskaya pidió un té mientras volaba rumbo a Beslán para cubrir el brutal secuestro de una escuela. Pidió la bebida a las 21:50 y a las 22:00 tuvo que llamar a una azafata porque se estaba desmayando.
Dos años después Alexander Litvinenko, ex ag

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