Los iraníes se recluyen en casa para despedir su ‘annus horribilis’

INTERNATIONAL

El Noruz fue puntual. Coincidiendo exactamente con el equinoccio de primavera, a las siete horas, diecinueve minutos y treinta y siete segundos de la mañana del veinte de marzo, millones de iraníes entraron en el año 1399. Pero lo que en años anteriores fue un día de visitas familiares, besos y abrazos y paseos por el campo, la milenaria tradición del mundo persa de dar la bienvenida al renacimiento de la naturaleza esta vez se celebró, en muchos casos, con un simple, largo y amargo suspiro, debido a la epidemia de coronavirus.

“No se siente para nada el Noruz”, lamentó Ladan, quien lleva más de una semana recluida en casa de sus padres, en el norte del país. “Se suponía que hoy , día del tradicional Eid didani, se visita a nuestros parientes en sus casas, a nuestros abuelos y a nuestros tíos. Pero este año simplemente llamamos por teléfono y nos limitamos a decir ‘feliz año nuevo’. Es triste, pero vital. Todos en casa entendemos la situación y no queremos dañar a nuestros seres queridos”.

“Cincuenta personas se infectan cada hora y un infectado muere cada diez minutos”, advirtió el portavoz de Sanidad, Kianush Jahanpur, horas antes de que, según pudo apreciarse en imágenes compartidas en las redes sociales, otros prefiriesen omitir las recomendaciones del Gobierno – que ha rechazado imponer cuarentenas y reclusiones alegando su impacto en la economía, azotada por las sanciones – y viajar. Algunas salidas de Teherán llegaron a registrar atascos.

Con 1.433 muertos y 19.644 infectados según cifras oficiales – existen testimonios que apuntan a un número harto superior de víctimas de la enfermedad -, Irán, uno de los países más azotados por el Covid-19, ha dejado atrás un año fatídico, según reconoció su mismo Guía Supremo, Ali Jamenei.”El año pasado fue tumultuoso para la nación iraní”, dijo durante un discurso televisado. “Fue un año que comenzó con las inundaciones y que acabó con el coronavirus…pero superaremos todas las adversidades con unidad”.

Siguiendo su costumbre anual, Jameneí bautizó 1399 como “el año del impulso de la productividad”. “Irán se ha beneficiado de las sanciones de los EEUU. Nos hizo autosuficientes en todas las áreas”, aseguró. En un gesto inesperado, el máximo dirigente iraní amnistió a 10.000 prisioneros con motivo del Noruz.

Cerca de la mitad de ellos, explicó la Judicatura, eran “prisioneros con cargos de Seguridad”, entre quienes hay considerados presos políticos. Aparte, Michael White, un veterano de la Marina estadounidense enfermo de cáncer, apresado en 2018, recibió un permiso de excarcelación por razones médicas, bajo la condición de no abandonar Irán.

Washington aplaudió el gesto con White, aunque su representante para asuntos iraníes, Brian Hook, ha insistido en que “nuestra política de presión máxima al régimen continúa”, pese a la pandemia. Esta misma semana, EEUU ha sancionado a cinco empresas internacionales vinculadas al sector petroquímico iraní. Aunque la Casa Blanca asegura que sus sanciones no castigan al sector sanitario, funcionarios iraníes, que tildan las sanciones de “crimen contra la humanidad”, subrayan que, si bien los bienes humanitarios no están sancionados, sí lo están los métodos de compra, lo que imposibilita su adquisición.

Un vídeo de animación, que ha cosechado numerosos likes en Twitter, esboza el annus horribilis: alrededor de un gran número 98 se suceden los diluvios devastadores del suroeste iraní, las protestas callejeras del pasado noviembre por la eliminación de los subsidios a la gasolina, la represión a fuego de las mismas en medio del corte de Internet, el asesinato del general Qasem Soleimani a manos de los EEUU, la avalancha fatídica durante su entierro, el derribo del avión ucraniano y, al final, el coronavirus.

Las tragedias han dejado muescas profundas en el estado de ánimo de la población. “El horrible año pasado me ha llevado a pensar en que no hay nada que realmente valga la pena, así que lo mejor es hacer lo que te haga sentir mejor”, concluye Dina, una editora de 33 años que, explica, pasó la mayor parte de 1398 trabajando para mantenerse a flote, en medio de una tormenta de sanciones. “Parece ser que para nosotros, iraníes o personas de Oriente Medio, la vida no será fácil, así que tendremos que luchar duro por nuestra salud, por la situación económica, por nuestros derechos de género…por todo”.