Los uniformados aspiran al mando de Irán tras la era Rohani

La primera piedra del futuro inmediato de Irán se puso el fin de semana pasado. El domingo, el Parlamento iraní, dominado por la línea dura, rechazó por abrumadora mayoría una moción para evitar que altos mandos de las Fuerzas Armadas en activo puedan ser candidatos a la Presidencia del país. El ‘no’ de 207 de sus señorías, frente a 25 votos favorables y cinco abstenciones, sirvió de disparo de salida para una carrera electoral más coloreada de caqui que nunca.

El próximo 18 de junio, los iraníes, a su vez menos motivados que nunca para acudir a las urnas -se estima que la participación en las legislativas del pasado febrero fue la más baja de la historia-, votarán al sucesor del centrista Hasan Rohani. La ley no permite presentarse por tercera vez al clérigo, cuya popularidad se ha resentido severamente por el adiós de Donald Trump del acuerdo nuclear, la reimposición de sanciones y la incapacidad del Gobierno iraní para mantener la economía a flote.

Los principistas -rigoristas y partidarios de mantener los principios esenciales de la Revolución del 79-, beneficiados por la pérdida de crédito de aquel al que acusan de haberse ‘fiado’ de Washington, también señalan a centristas y reformistas, quienes aún no tienen candidato. “Cuando eres reformista, ser presidente es muy difícil. Muy poca gente está dispuesta a hacer ese trabajo”, dice el economista iraní pro reformista Said Leylaz.

“No me gustaría ser presidente de Irán. No tienes poder. El poder se concentra en el Líder Supremo, pero quien debe responder por todo es el Presidente, que se vuelve un responsable sin autoridad”, se explica el analista, apuntando a la compleja estructura del aparato de la República Islámica iraní. El Guía Supremo, Ali Jamenei, quien tiene la última palabra en todas las cuestiones de Estado, tiene bajo su batuta directa al Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica.

El líder de la Revolución, Ruholá Jomeini, los impulsó para tener una fuerza leal frente al Ejército Imperial, neutral durante la caída del Sha. Tuvieron un rol crucial en la defensa del país frente a las fuerzas de Sadam Hussein en los 80 y, al finalizar, se beneficiaron de los proyectos de reconstrucción, extendiéndose paulatinamente por otros sectores hasta controlar, hoy, aproximadamente un tercio de la economía iraní. Protagonizaron la violenta represión de los disturbios económicos de los últimos años, pero, al mismo tiempo, afianzaron un prestigio como fuerza eficiente asistiendo a los damnificados por catástrofes naturales recientes.

Ahora, los también llamados Sepá apuntan a la Presidencia. “Me considero un elemento completamente revolucionario y patriota, y una persona que ha tratado de ofrecer mi propia capacidad intelectual, ejecutiva y mental para avanzar hacia los objetivos e intereses del sistema de la Revolución”, reconoció el pasado noviembre a la cadena local ISNA Hossein Dehqan, general de brigada de la Guardia Revolucionaria, ex ministro de Defensa con Rohani y primer autoproclamado candidato a gobernar Irán a partir de junio.

Aunque el Consejo de Guardianes, encargado de vetar a los aspirantes, todavía no se ha pronunciado, y los Sepá no han expresado oficialmente su apoyo a Dehqan, de 63 años, es ampliamente entendido que el militar es uno de los hombres con más opciones a ocupar la jefatura del Ejecutivo. Desde su anuncio, los medios iraníes, en particular aquellos próximos al Cuerpo, han difundido ampliamente sus opiniones en política nacional e internacional, en particular tras el asesinato del científico Mohsen Fajrizade, para popularizarlo.

Ali Alfoneh ha analizado las dinámicas de sucesión en la República Islámica. Considera que, en la del actual Líder Supremo, de 81 años, los Guardianes están llamados a tener un rol central. “Rohani ha trabajado para someter a los Guardianes al poder civil. Jamenei, por su parte, aprueba la infiltración de los Guardianes en la economía iraní y en su política”, subraya Alfoneh. Jamenei, indica, “ve el ascenso de los Sepá como una forma de garantizar la supervivencia del régimen”. El propio Líder Supremo ha defendido que el próximo Presidente sea “joven y hizbulahí”, en alusión a la ideología revolucionaria.

Otros Guardianes en el Gobierno

Deqan, que incide en su carácter apolítico, no sería el primer Guardián en el Gobierno. El ínclito Mahmud Ahmadineyad, veterano de guerra, contó con varios ministros vinculados al Cuerpo. Como recuerda Alfoneh, Deqan podría no ser el único aspirante bajo la égida Sepá: “Desde finales de los 90, los Guardianes han apoyado logística, financiera y políticamente las candidaturas no de uno, sino de varios candidatos. Ninguno de ellos, incluidos los ex miembros del Cuerpo, reflejó completamente todas las posiciones de los Guardianes, cuya vasta burocracia tiene muchos conflictos y tensiones internas”.

“Con mejores perspectivas de que EEUU regrese al acuerdo nuclear con Irán bajo la Presidencia de Biden”, prosigue el analista, “las élites tecnocráticas que rodean al presidente Rohani tienen una buena oportunidad de ganar las próximas elecciones, y los candidatos preferidos de los Guardianes pueden no prevalecer, a pesar de la significativa pérdida de prestigio desde que la administración Trump dejase el acuerdo nuclear. Por lo tanto”, concluye, “es probable que veamos la repetición de la era Rohani: la victoria de un tipo competente y algo tecnocrático en las elecciones, pero la continuación, tras las elecciones, de la influencia del Cuerpo de Guardianes de la Revolución sobre la política iraní”.

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