Olof Palme, el eterno rebelde de la política sueca

En su primer viaje a Washington como presidente del Gobierno español, en pleno vuelo, pregunté a Felipe González quién había influido más en él en cuestiones internacionales antes de su aplastante victoria del 28-O (1982). “Willy Brandt, Olof Palme y Bruno Kreisky”, me respondió. Le volví a hacer la pregunta dos años después, en vísperas del referéndum sobre la OTAN y contestó: “Nuestros servicios de inteligencia”.
Su primera contestación, que no recordaba cuando se lo comenté tiempo después, r