La fila para entrar a la funeraria Hankou, en Wuhan, cada vez se hace más larga. El tiempo de espera se eterniza. Por ello los empleados de la funeraria han sacado taburetes de plástico para que la gente se siente. Todas las personas que aguardan van con mascarillas y mantienen una distancia de seguridad. El miedo al contagio aún persiste.
La chimenea del crematorio continúa echando humo. Dentro, hay miles de urnas apiladas en el suelo. Unas encima de otras, metidas en cajas de cartón. Contie