Putin no quiere ser santo

Una catedral con murales del presidente Vladimir Putin junto a sus tropas y la Virgen ha resultado demasiado incluso en un país donde los niños aprenden a montar y desmontar un kalashnikov. En las tiendas de telefonía siguen triunfando las carcasas con la cara del presidente y en las papelerías apenas quedaban calendarios con sus poses de hombre de acción antes de que llegase la pandemia.
Putin siempre ha rechazado el “culto a la personalidad”, pero una mañana se enteró de que lo estaban santi

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