Era domingo por la tarde en Virginia y un numeroso grupo de gente se manifestaba de forma pacífica contra la muerte de George Floyd en Minneapolis. De repente, un hombre a bordo de una pick up cargó contra la multitud haciendo rugir el motor con fuerza, causando un herido y sembrando el terror por unos instantes. Su nombre: Harry Rogers, de 36 años, identificado por las autoridades como uno de los líderes del Ku Klux Klan (KKK), el movimiento violento y racista que parecía dar sus últimos coletazos en Estados Unidos y que ha gozado de un ligero repunte al calor del discurso populista de Donald Trump.
La Anti-Defamation League (ADL), una orga