Reino Unido estrena el Brexit con una relativa “normalidad”
El Reino Unido estrenó el Brexit con una relativa normalidad, dentro de los rigores de la pandemia, sin las temidas colas en la entrada del Eurotúnel y el puerto de Dover y con la concesión de un “período de gracia” de tres meses en Irlanda del Norte, en el que las empresas no tendrán de cumplimentar declaraciones para sortear la aduana “interior”.
En Dover, donde hubo colas de más de de 35 kilómetros durante el reciente “cerrojazo” del Canal de la la Mancha, los primeros camiones cumplimentaron sin mayores problemas el nuevo trámite de aduanas antes de embarcarcar hacia las costas francesas. La verdadera prueba de fuego empezará sin embargo el lunes, pasadas las fiestas y en cuanto se recupere el flujo habitual de más de 8.000 camiones al día.
Irlanda del Norte se benefició a última hora del “período de gracia” acordado entre Londres y Bruselas para dar a tiempo a las compañías que operan desde Gran Bretaña a adaptarse a la nueva situación. Pese a formar parte del “territorio aduanero” del Reino Unido, el Ulster tiene que cumplir “de facto” con los requisitos de la UE para sus puertos de entrada para proterger la “integridad” de mercado único y evitar la vuelta a la frontera “dura” con la República de Irlanda.
Puntos ‘calientes’
El Gobierno británico ha marcado hasta diez puntos “calientes” de posible disrupción tras el final del período de transición del Brexit y ha puesto en marcha planes de contingencia para el traslado urgente de alimentos y medicinas en el caso de bloqueo de los puertos.
Se desconoce en cualquier caso cuántos de los 50.000 nuevos agentes de aduanas prometidos por el Gobierno están en sus puestos desde el 1 de enero. Los transportistas aseguran que no han recibido información suficiente, que no han contado con el tiempo necesario para ensayar los nuevos requisitos y que casi todo se ha dejado en manos de la improvisación.
Durante varias semanas, la posibilidad de un caótico “no deal” tuvo en vilo a las empresas. El acuerdo comercial con la UE fue alcanzado de hecho el día de Nochebuena y no fue aprobado por el Parlamento hasta el 30 de diciembre. En el caso de Gibraltar, el “principio acuerdo” fue alcanzado incluso a falta de menos de doce horas para la campanadas del fin de año.
Un momento “asombroso” para el país
En su discurso de año nuevo, Boris Johnson instó a los británicos instó a los británicos a ser “libres para hacer las cosas de un modo diferente, y si es necesario incluso mejor, que nuestros amigos en la Unión Europea”. El “premier” ser refería en concreto a la vacuna contra el Coronavirus de la Universidad de Oxford y AstraZeneca que empezará a inocularse a los británicos a partir del 4 de enero.
“Este es un momento asombroso para este país”, dijo Johnson. “Tenemos la libertad en nuestras manos y depende de nosotros sacar el máximo partido de ella”. El “premier” incitó a sus compatriotas a dejar atrás “la severidad del 2020”, aunque advirtió que quedan “momentos duros” por delante, horas después de la última letanía del Covid: 964 muertos y 55.898 casos en las últimas 24 horas (la pandemia se cerró oficialmente 73.512 vidas en el 2020).
“Escocia volverá pronto, Europa”
Como contrapunto, la ministra principal de Escocia Nicola Sturgeon reiteró su promesa de un nuevo referéndum de independencia y envió un mensaje a Bruselas: “Escocia volverá pronto, Europa. Dejad las luces encendidas”. El Parlamento de Edimburgo y el de Stormont (en Irlanda del Norte) rechazaron simbólicamente el acuerdo de Boris Johnson horas después de que fuera aprobado por la Cámara de los Comunes con una amplísima mayoría (521 votos a 73).
El líder del Partido del Brexit y ex líder el Ukip Nigel Farage celebró también a su manera el momento histórico con copa y pitillo en mano, lanzando un mensaje en la redes sociales: “Hace 25 años todos se reían de mí (por pedir la salida de la UE). Pues bien, nadie se ríe ahora”.
Desde Francia, el presidente Emmanuel Macron provocó una agria polémica con su referencia al Brexit en su discurso de año nuevo. “El Reino Unido sigue siendo nuestro vecino, y también nuestro amigo y aliado”, dijo Macron. “La decisión de dejar Europa, este Brexit, es el producto de la enfermedad europea y de un montón de mentiras y falsas promesas”.
En las calles de Londres, donde están en vigor las restricciones del máximo nivel por la pandemia, no hubo manifestaciones patrióticas como en enero del 2020. La policía montada disuadió una pequeña concentración anti-confinamiento. Se impusieron decenas de multas, pero no hubo detenidos ni incidentes destacables, aunque tres personas resultaron heridas en otros tantos incidentes a punta de cuchillo en la capital.
Entre tanto, los británicos (y los europeos en el Reino Unido) empiezan a mentalizarse de cómo afectará la salida efectiva de la UE a su vida diaria en el 2021, desde la cesta de la compra a sus viajes al continente, pasando por el “roaming” o por el envío de paquetes a Irlanda del Norte.
La cesta de la compra
El fantasma del “no deal” amenazó con disparar de un 3% a un 5% el precio de los alimentos. El acuerdo comercial sellado por Boris Johnson en Nochebuena -“sin aranceles ni cuotas”- trajo sin embargo cierto alivio a los supermercados y conjuró el fantasma de las “compras de pánico” durante el “cerrojazo” del Canal de la Mancha. “El acuerdo es bueno para nosotros y el efecto va a ser muy modesto en los precios que va a tener que pagar el consumidor”, declaró a la BBC John Allan, presidente de Tesco.
Los viajes
El Covid cambió drásticamente los hábitos viajeros de los británicos y el Brexit puede poner la puntilla. Para estancias largas de más 90 días en la UE necesitarán a partir de ahora un visado. Deberán garantizar además que sus pasaportes tienen al menos seis meses de validez y ponerse a la cola junto con los ciudadanos extracomunitarios. Los pasaportes para las mascotas pierden también su validez y hará falta un visita al veterinario al menos 21 días antes de viajar, para la vacuna conta la rabia y el microchip de rigor.
La inmigración
Los cuatro millones de ciudadanos de la UE en suelo británico tienen aún tiempo hasta junio para regularizar su situación como “asentados”. Los recién llegados desde los 27 (incluida España) lo tendrán mucho más duro: necesitarán una oferta de trabajo, una garantía de salario de 28.700 euros al año y un nivel suficiente de inglés. Tendrán que ponerse a la cola y acogerse a un sistema por puntos “a la australiana”. Para solicitar un visado de estudiante (390 euros), los europeos serán también equiparados con el resto de países.
La excepción norirlandesa
Para evitar la vuelta a la frontera dura y la creación de aduanas en tierra, Irlanda del Norte se verá obligada a desmarcarse del resto del Reino Unido y cumplir con las reglas de la UE. El “período de gracia” servirá para dar un tiempo extra de adaptación, pero en última instancia hasta los productos alimenticios provenientes de Gran Bretaña deberán pasar por algún tipo de control e inspección.
Los unionistas norirlandeses se han sumado a los independentistas escoceses en el momento de desmarcarse de Johnson. Dentro de cuatro años, la Asamblea de Stormont tendrá que pronunciarse si deber seguir alineada con la UE. Ese punto crítico ha sido interpretado por los analistas como el momento de elegir entre Londres y Bruselas.