República Dominicana pide cambio en las urnas bajo la amenaza del coronavirus

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“Se van, se van, se van, ya se van, es para fuera que van”. La letra del último merengue del famoso cantante Johnny Ventura se repetía por toda República Dominicana en vísperas de la primera vuelta electoral en medio de la pandemia. Un mensaje con chascarrillo dirigido a las vacas sagradas de la política dominicana desde hace casi 30 años, que ven acercarse una derrota electoral histórica. Tanto las encuestas como el sentir popular marcan el deseo general de cambio en el país.

Las elecciones, primeras en América Latina desde la embestida del coronavirus al continente, estaban convocadas inicialmente para mayo y se retrasaron hasta este domingo por orden la Junta Central Electoral. El país caribeño alcanzó el sábado un nuevo récord de contagios, 1.306 positivos más hasta llegar a un total de 36.186.

El número de fallecimientos es de 786. Los rebrotes en la capital preocupan a las autoridades, que saben que se encuentran en un momento de máximo contagio. El Gobierno ha dispuesto que en los colegios electorales se cumpla con el protocolo sanitario, que incluye el uso obligatorio de mascarillas, desinfección en los recintos y distanciamiento social. Más de siete millones de dominicanos están llamados a las urnas, tras una campaña que no ha sido una fiesta, tal y como es tradicional.

Como canta socarrón el merengue del Caballo Mayor Ventura, quien incluso llegó a ser alcalde de Santo Domingo, “los de Palacio ya no dudan que se van. La mentira es parte de su cotidianidad, como farsantes a la historia pasarán. Este pueblo sabio descubrió su falsedad”. Una canción que refleja el hastío y el cansancio de un país contra los gobiernos, quehaceres políticos y corrupción del Partido de Liberación Dominicana (PLD) y del Partido Revolucionario Democrático (PRD), que se han repartido el poder desde la salida en el siglo pasado de Joaquín Balaguer, el sucesor del dictador Leónidas Trujillo.

El casi eterno Leonel Fernández, ahora disidente del PLD, y el actual presidente, Danilo Medina, compartieron la presidencia con el ‘perredeísta’ Hipólito Mejía, aquel que pasó a la historia por querer bailar un merengue con la Reina Sofía y poco más.

Las últimas encuestas de Gallup y Greenberg para los periódicos ‘Hoy’ y ‘Diario Libre’ reflejan contundentes mayorías del 53,7% y del 56% para el ‘outsider’ y disidente Rafael Abinader, líder socialdemócrata del Partido Revolucionario Moderno (PRM), agrupación surgida de las entrañas del PRD. Con esta ventaja, la misma que siente en las calles de la isla de La Española, no haría falta pasar a segunda vuelta.

Tras el gran favorito se debaten el oficialista Gonzalo Castillo, que llega hasta el 35% de los apoyos, y el propio Fernández, tres veces presidente del país, quien al frente de La Fuerza del Cambio apenas asoma por encima del 12%.

“Ningún obstáculo puede detener la voluntad de millones de hombres y mujeres que claman por un cambio”, subrayó Abinader en su último discurso de campaña. Una apuesta evidente por “un gobierno honesto, íntegro y transparente”. Con su trayectoria y con su discurso, Abinader se acerca al tipo de líder que reclaman hoy los dominicanos: firme contra la corrupción y decidido a sacar al país del letargo económico impuesto por la Covid.

El oficialista Castillo, un funcionario sin carisma apodado ‘El Penco’, fungió como ministro de Obras Públicas durante la administración de su padrino Medina. En la campaña electoral tampoco ha dejado muestras de que sea el político que hoy buscan los dominicanos.