Río de Janeiro, entre la nostalgia y el temor a un carnaval clandestino

En un año normal, estos días el centro de Río de Janeiro estaría tomado por un enjambre de gente corriendo a última hora a por telas brillantes para confeccionar en casa los disfraces. El Sambódromo sería un ir y venir de operarios ultimando los detalles para los desfiles de las escuelas de samba. Pero en lugar de carrozas, disfraces y euforia este año habrá silencio, vacío… y vacunas. Este singular estadio para la fiesta diseñado por Niemeyer, que en los primeros meses de la pandemia ya se reco

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