Dicen de él que no es adicto al trabajo, sino a los resultados. El alcalde de Moscú, Serguei Sobianin, tiene el gatillo fácil a la hora de tomar medidas. Aquel lejano fin de semana del 7 y 8 de marzo, mientras países como España y Francia acogían manifestaciones, partidos de fútbol y otros eventos, él ya había dado la orden de poner a buen recaudo en sus casas a todas las personas que llegasen en vuelos provenientes de esos países (y otros), donde el virus apenas había asomado pero causaría estr
