Vio a su amigo caer ante sus propios ojos. Se dio la vuelta y se había ido, despeñado en una pendiente empinada, traicionado por la hierba seca y por un pie en el lugar equivocado. Trató de agarrarlo, pero no pudo. Conmocionado, llamó a los servicios de emergencia, pero el móvil no encontraba cobertura y él se encontraba a 2.400 metros de altura, observando el cuerpo inmóvil de su compañero de aventuras en el fondo del barranco. Tras la intervención del helicóptero de salvamento llegaron el miedo y el remordimiento por esa excursión que no creía que estuviese prohibida.
Pagará su error mucho más caro que los 400 euros de multa que los Carabinieri le notificarán en las próximas horas por no haber respetado las prohibiciones impuestas por el decreto gubernamental para frenar la pandemia. Porque él y su amigo no podían acudir a ese lugar, según explican los militares, que dadas las circunstancias se esperaron algunas horas antes de comunicarle la multa, pero no podrán evitar hacerlo.
El sancionado es un hombre de 36 años, residente en Castello Dell’Acqua, en la zona alpina de Valtelina. Durante la excursión prohibida, su amigo murió. Los dos eran corredores de montaña y habían soñado y programado una carrera en Val di Togno, en la línea divisoria de aguas con Valmalenco. Aunque las excursiones en el bosque están prohibidas, se permite la actividad deportiva. Sin embargo, según las últimas indicaciones -objeto de acaloradas discusiones entre los montañistas-, en zona rojase mantiene la obligación de no cruzar las fronteras municipales. Pero ellos abandonaron el municipio de Sondrio en coche y aparcaron en Valmalenco para alcanzar el Monte Foppa y de ahí la cresta del Monte Palino, donde se consumó la tragedia.
Ha perdido la vida Simone Massetti, 34 años, obrero residente en la capital valtelinesa y corredor experto. El sábado por la mañana los dos amigos salieron temprano de casa: querían entrenar, disfrutar del día en una zona hermosa y salvaje, poco frecuentada por los excursionistas, en senderos solitarios y con poca probabilidad de encontrar a alguien. Pero el peligro no fue el Covid, sino la montaña. A pocos metros de la cima, Simone resbaló y se precipitó unos doscientos metros.
Acudieron al lugar los hombres del Cuerpo Nacional de Socorro Alpino -la delegación VII, de Valtelina y Valchiavenna-, junto con los expertos en rescate de la Guardia di Finanza. Se movilizaron dos helicópteros, pero para el joven no había nada más que hacer. Los rescatistas no pudieron hacer más que recuperar el cuerpo.
En uno de sus últimos mensajes publicados en Facebook, Simone había expresado su deseo de volver a respirar el aire de Valmalenco, pero siempre había respetado las restricciones. Por ejemplo, en primavera se había puesto a correr en el balcón de su casa. No era un imprudente. Y, cuando hasta el Club Alpino Italiano (CAI) había explicado que la carrera en la montaña estaba permitida incluso en la zona roja, decidió volver a hacer lo que más amaba. Pero saliendo de su municipio. El destino se interpuso en su camino.
“Aquí la gente ya no sonríe ni con los ojos. No se debe sobrevivir, sino vivir”, aseguraba en sus redes sociales. Las mismas redes que ahora están inundadas por los pensamientos de los amigos que todavía no pueden creer lo que pasó. “Llenabas y coloreabas las habitaciones, las almas, los días, con tu simpatía, tu ironía, tu amabilidad, tu alegría. Ahora has dejado un vacío gris”.