El presidente ruso, Vladimir Putin, acusó el domingo a Occidente de utilizar al líder opositor ruso encarcelado Alexei Navalny para tratar de “frenar” o contener a Rusia. “Nuestros oponentes siempre han utilizado a gente hambrienta de poder”, dijo Putin.
Los partidarios del líder opositor ruso encarcelado llevaron a cabo durante la tarde del domingo una protesta aprovechando el día de San Valentín. Después de las miles de detenciones de las últimas semanas, esta vez evitaron chocar con la policía en manifestaciones ilegales. Simplemente encendieron velas o las linternas de sus teléfonos móviles como símbolo de descontento contra las autoridades. En muchos casos fueron sólo 15 minutos a la intemperie para luego compartirlo en redes sociales. Incluso estas acciones a las puertas de casa causaron detenciones, aunque menos que otras veces.
“[El presidente Vladimir] Putin es el miedo. Navalny es amor. Por eso ganaremos”, escribió en Twitter Leonid Volkov, que dirige desde el extranjero las actividades del equipo de Navalny. Volkov pidió a la gente inundar las redes sociales con imágenes de las reuniones del domingo con el hashtag #elamoresmasfuertequeelmiedo en ruso. Se trata de una nueva táctica de la oposición que se asemeja a las protestas en la vecina Bielorrusia.
En el Gobierno ruso y sus altavoces hay miedo a un ‘escenario bielorruso’. En una entrevista con medios rusos realizada el miércoles pero transmitida el domingo por el canal público Rossiya-24, Putin sugirió que la ola de protestas llevadas a cabo recientemente en Rusia a raíz del arresto y encarcelamiento de Navalny también se había alimentado desde el extranjero, en un contexto del “agotamiento, frustración e insatisfacción” generalizados por la pandemia del coronavirus. Son unos argumentos similares a los expuestos hace unos meses por el autócrata bielorruso, Alexander Lukashenko, contra los miles de bielorrusos que han estado tomando las calles desde verano.
Putin cree que los “numerosos éxitos” de Rusia a nivel militar, pero también en su manejo de la crisis del Covid-19 y el desarrollo de la vacuna Sputnik V, estaban “comenzando a irritar” a los occidentales.
Navalny, condenado a dos años, sólo pudo publicar una foto con su esposa, Yulia, en Instagram, con el mensaje: “Te amo. Y todos los chistes que hago en los tribunales, los hago sólo para que te rías en la primera fila”. En Moscú Mariana y Vasily, dos jóvenes con la luz de su teléfono encendida, se mostraban confiados en la protesta: “La gente más mayor nos habla de que hay mucho que perder, pero lo que ha ocurrido con Navalny es una muestra de que no hay ley en este país”, explicaban a EL MUNDO.
Durante la mañana, grupos de mujeres formaron una cadena humana en una calle de Moscú en apoyo de la esposa de Navalny (Yulia Navalnaya, que voló a Alemania el miércoles) y otras mujeres afectadas por la represión policial contra los manifestantes.