2022 se inicia con una bella conjunción planetaria

El atardecer del 1 de enero nos ofrece una bella conjunción de 4 planetas: Venus, Mercurio, Saturno y Júpiter se muestran alineados a lo largo de la eclíptica sobre el horizonte sudoeste. Al amanecer será posible observar a Marte junto a su rival, la estrella Antares, y el fino filo de la luna menguante.

Cuatro en línea

Venus se despide de los cielos del atardecer, donde ha brillado esplendorosamente durante las últimas semanas. El día 1 de enero, a eso de las 18h30 (hora peninsular) todavía será posible observarlo junto a tres de sus planetas hermanos.

Mercurio será visible un poco más alto que Venus, unos cuatro grados a su izquierda. Al estar tan sumamente bajos, la observación de estos pequeños planetas requerirá de un cielo verdaderamente transparente y de un horizonte despejado de obstáculos. Unos buenos prismáticos también serían de gran ayuda para localizarlos.

Menos dificultades entraña la observación de Saturno y de Júpiter que a estas horas se encuentran relativamente elevados sobre el horizonte. La línea imaginaria que une las posiciones de los cuatro planetas es la llamada ‘eclíptica’, sobre esta misma línea. que atraviesa las constelaciones del zodíaco trazadas por antiguas civilizaciones, se sitúan los objetos mayores del sistema solar. El nombre de esta línea, eclíptica, hace alusión a que los eclipses siempre se producen sobre ella.

Venus, Mercurio y Saturno apenas serán visibles durante una hora tras el crepúsculo, se esconderán pronto seguidos por Júpiter que también irá perdiendo altura según comienza la noche.

Aunque estos cuatro planetas se nos muestren tan próximos en el cielo, recordemos que se encuentran a distancias muy diferentes de la Tierra. La distancia a Venus es ahora de tan solo 40,5 millones de kilómetros (un 27% de la distancia Tierra-Sol), por eso aparece tan sumamente brillante. Mercurio está a 171 millones de kilómetros, esto es 4 veces más lejos que Venus. Las distancias a Júpiter y Saturno son 834 y 1612 millones de kilómetros, respectivamente; es decir, Saturno está el doble de lejos que Júpiter y 40 veces más lejos que Venus.

Sus diferentes distancias, tamaños y composiciones atmosféricas, hacen que los cuatro planetas muestren brillos muy diferentes. Venus está ahora 25 veces más brillante que Mercurio, 7 veces más brillante que Júpiter y 100 veces más brillante que Saturno.

Ares y Antares

El lucero matutino en estos primeros días del año sigue siendo Marte que, comparado con los espléndidos luceros vespertinos, brilla de manera muy modesta. Es 5 veces más tenue que Saturno y casi 500 veces menos brillante que Venus.

Al amanecer del 1 de enero lo podemos ver junto con el finísimo filo de la luna menguante (el novilunio tendrá lugar el día 2). También muy próxima se puede ver la estrella Antares, la más brillante de la constelación de Escorpio, una supergigante roja de luminosidad variable que se encuentra a 550 años luz de distancia.

El nombre de Antares, de origen griego, significa ‘el rival de Ares’. Se debe este nombre a que el brillo rojizo de Antares rivaliza con el de Marte (Ares en griego). La contraposición entre los dos astros se ha realizado en diferentes culturas debido a que ambos coinciden en una región muy próxima del cielo con un periodo de un año y once meses. Esta coincidencia periódica viene determinada por la situación de Antares, muy próxima a la eclíptica, y al periodo de traslación de Marte alrededor del Sol.

1 de enero, Marte, la Luna y Antares poca antes del amanecerStellarium/RB

Ahora, el planeta rojo todavía está muy lejos de la Tierra, a unos 350 millones de kilómetros (2,3 veces más allá que el Sol). Pero, según pasan las semanas, continuará acercándose a nosotros y, según vaya atravesando todas las constelaciones del Zodíaco, irá formando bellas conjunciones con los otros planetas a lo largo del año 2022. El momento óptimo para su observación, tendrá lugar el 8 de diciembre cuando se encontrará en oposición con el Sol, plenamente iluminado.

Feliz órbita nueva

Qué mejor manera de comenzar el año que levantando la mirada hacia los cielos sublimes. La tranquilidad de las noches serenas del invierno, si la atmósfera nos lo permite, nos ofrece momentos óptimos para plantearse buenos propósitos y reflexionar sobre el futuro. Los planetas, ante el inmenso océano de estrellas, nos hacen conscientes de nuestro viaje a través del espacio. Otra órbita completada. Feliz año nuevo.

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