Argentina comienza a vacunar con la Sputnik V en medio de un clima de desconfianza

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Argentina comienza este martes un operativo de vacunación contra la Covid que es definido como “histórico” por el gobierno, pero que está siendo recibido con desconfianza por parte de la población y los medios de comunicación. En el centro de la escena, la Sputnik V, etiquetada ya como “la vacuna rusa”.

Un vuelo especial de Aerolíneas Argentinas trajo al país la semana pasada 300.000 dosis de la vacuna, aunque se trata solo de una remesa la primera aplicación. La segunda, más compleja de elaborar y menos estable, según un cable de la agencia Reuters ampliamente difundido por los medios argentinos, se debe administrar 21 días después de la primera dosis. El hecho de que esa segunda aplicación no esté aún en el país genera inquietud en muchos, aunque el gobierno asegura tener garantizado el embarque.

Argentina es el primer país occidental en autorizar el uso en sus territorio de la Sputnik V, y el gobierno de Alberto Fernández distribuyó dosis en forma relativamente proporcional en los 24 distritos en que está dividido el territorio del octavo país más grande del planeta. El personal sanitario y de seguridad serán los primeros receptores de una vacuna que aún no está claro si es administrable a los mayores de 60 años o no. El hecho de que la Sputnik V fuera autorizada por un procedimiento de emergencia y directamente por el Ministerio de Salud reforzó las dudas de aquellos que ya la veían con desconfianza.

La vacuna, sin embargo, llega en un momento clave para el país, que está viendo crecer en forma muy importante los casos de Covid en las últimas semanas. Argentina es uno de los países del mundo con mayor porcentaje de muertes por millón, y el inicio de la temporada de verano llevó a que importantes franjas de la población relajaran los cuidados y la prudencia.

Los dos principales diarios del país, Clarín y La Nación, llevaron durante todo el día de hoy como noticia más destacada un documento de la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) en el que se expresan dudas sobre la Sputnik V. La ANMAT es la encargada de aprobar las vacunas contra la Covid, algo que sucedió con la producida por Pfizer, pero no con la rusa.

Pese a que Pfizer desarrolló en Argentina una prueba para la producción de su vacuna que involucró a 6.000 voluntarios, el gobierno de Fernández no pudo cerrar hasta ahora un acuerdo con la farmacéutica estadounidense, a la que periódicamente critica.

“No entendemos por qué tienen tantas exigencias, pareciera que no le tienen fe a la vacuna”, dijo este lunes Ginés González García, ministro de Salud.

“Si con alguna firma ha sido generosa la Argentina, ha sido con Pfizer. Les ofrecimos la estructura para que hicieran el estudio clínico acá, hubo condiciones contractuales para las cuales hicimos una ley y hubo alguna cosa de la ley local que no encaja con lo que ellos quieren. Y la verdad es que es muy difícil para nosotros hacer otra ley, más allá de que no sería lo más digno para un país”, argumentó el ministro.

González García aseguró que su gobierno seguirá negociando con Pfizer por la vacuna, que ya empezó a ser aplicada en Estados Unidos y Europa.

La otra gran apuesta del gobierno argentino, la vacuna de AstraZeneca-Oxford, se demoró por problemas técnicos que demorarán su distribución hasta marzo o abril. Buenos Aires negocia también con China por las vacunas Sinovac y Sinofarm, y ya se ofreció a ejercer de intermediario para Uruguay y Bolivia, oferta que generó reparos en la coalición de gobierno del presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou.

“Hablé con el canciller uruguayo, mi amigo ‘Pancho’ (Francisco) Bustillo, y hablé con el presidente de Bolivia, Luis Arce”, reveló el presidente Fernández. “Les dije que, en lo que yo pudiera ayudar, contaban conmigo. Me puse a disposición para ayudarlos y generar los contactos necesarios para ayudarlos a tener la vacuna”.

Según El Observador, Lacalle Pou rechazó ese ofrecimiento de Fernández en una primera instancia, pero una semana después le dijo que aceptara la oferta de su homólogo.

Uruguay, que durante casi nueve meses contuvo con gran éxito la epidemia, está sufriendo en las últimas semanas un importante crecimiento de la cantidad de contagios. Graciela Bianchi, senadora del Partido Nacional, al que pertenece Lacalle Pou, puso en duda lo que dijo el presidente argentino. “No me consta en absoluto y no creo que haya ayudado ni ofrecido ayuda. Uruguay tiene sobrado prestigio internacional para poder llegar (a conseguir las vacunas) mucho mejor que Argentina”.

Otro senador blanco, Gustavo Penadés, opinó de forma diferente. “Fue un lindo acto de generosidad”, aunque pidió “calibrar debidamente en cuanto y en tanto va en sintonía con la estrategia uruguaya sobre qué tipo de vacunas utilizar”.