Cómo tratar las picaduras de las medusas

HEALTH

Pocos animales despiertan al mismo tiempo tanta fascinación y temor como las medusas. Un año más han llegado hasta nuestras playas y, también un año más, los mitos sobre cómo tratar sus picaduras vuelven a ser trending topic. ¿Quién no ha oído alguna vez que la mejor manera de tratar las picaduras de medusa es con orina? Aunque la famosa escena de la serie ‘Friends’ con Joey y Mónica ha hecho mucho daño, la buena noticia para todos -porque creo que es una buena noticia- es que, por muy arraigado que tengamos este mito en el imaginario colectivo, el mejor lugar para la orina sigue siendo el inodoro.

Medusas: no nacieron ayer

Se trata de uno de los “bichos vivientes” más antiguos de nuestro planeta, ya que se han encontrado registros de medusas de más de 500 millones de años. Nuestras amigas pasan sus días suspendidas en el agua y, al menos durante una parte de su ciclo de vida, suelen vivir formando enjambres. Esto les ayuda a reproducirse, a defenderse mejor frente a sus depredadores y también a capturar mejor las presas. Vamos, que en la vida “en comuna” de las medusas todo son ventajas. Los enjambres pueden alcanzar grandes densidades, hasta más de 10 medusas grandes (más de 15 cm de diámetro) por metro cúbico.

¿Cómo son y por qué “pican”?

Por un lado, cuentan con su característica estructura en forma de campana donde se alojan el estómago y las gónadas. De esta campana, que se llama umbrella (similar a “paraguas” en inglés), salen los temidos tentáculos. Aquí es donde la cosa se pone interesante. Los tentáculos poseen unas células urticantes, llamadas “cnidocitos”, que contienen uno de los venenos más poderosos del reino animal. Por simple contacto con las presas las células se disparan y “pican”.

¿Cuáles son los síntomas de una picadura de medusa?

La buena noticia es que con la mayoría de las picaduras no se desarrollarán síntomas graves. Sí es frecuente sentir cierto picor, escozor, dolor e inflamación. Además del enrojecimiento, en ocasiones aparecen vesículas y ampollas que podrían dejar cicatrices. Aunque no es lo habitual, también pueden producirse náuseas, vómitos, calambres o incluso un shock anafiláctico.

¿En España hay medusas cuya picadura sea mortal?

¡Tranquilidad en el frente! Aunque es cierto que las medusas pueden producir reacciones indeseables y en ocasiones graves, la mayoría de ellas se resuelven sin grandes daños que lamentar. Sin embargo, una de las más antipáticas es la llamada Carabela portuguesa (Physalia physalis) considerada quizá como la más peligrosa en nuestras costas. Tiene una gran concentración de células urticantes con un veneno que posee propiedades neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas. Si sus tentáculos se cruzan en nuestro camino, en primer lugar, se produce gran dolor y quemazón, así

como laceraciones en la piel. En casos más graves podría producirse un shock neurógeno provocado por el intensísimo dolor, con el consiguiente peligro de ahogamiento.

Con las medusas, el tamaño importa

La virulencia de la picadura depende en gran medida de la superficie de la piel que se ha visto agredida. Es decir, no es lo mismo que la medusa “te roce un poquito”, que te coja de lleno. Y en esto el tamaño de la medusa tiene mucho que decir. Por un lado, tenemos medusas como Pelagia noctiluca, con tentáculos largos y una elevada densidad de células urticantes por centímetro (hasta 100.000). Por otro lado, también las hay menos peligrosas, con tentáculos cortos como Cothylorriza tuberculata (también conocida como medusa del Mediterráneo o medusa de huevo frito).

Primeros auxilios: ¿Qué debemos hacer si nos pica una medusa?

Lo primero que debemos hacer es salir del agua y enjuagar el área afectada con agua de mar. ¡Importante! No debemos lavarnos con agua dulce (ni del grifo ni embotellada). Lo haremos siempre con agua de mar por ser el medio habitual donde se encuentran las medusas. Lavar la zona con otras sustancias podría activar las células urticantes. En segundo lugar, retiraremos los tentáculos y espículas de la piel, a ser posible arrastrando con el borde de una tarjeta de crédito (con las pinzas podríamos dejar restos de tentáculos adheridos). Aunque nos pique, es muy importante evitar la tentación de rascarse y frotarse, tanto con las manos como con toallas u otras prendas. Así evitaremos que el veneno pase al riego sanguíneo. Si no disponemos de estos recursos a mano, nos surgen dudas, o la picadura se ha producido en la cara o los genitales, recordemos que podemos acudir a los puestos de socorro.

¿Es necesario aplicar algún fármaco?

Para aliviar la picazón y el dolor se puede valorar aplicar alguna crema calmante (tu farmacéutico puede ayudarte a elegir la mejor opción) y antiinflamatorios orales. Si fuera necesario aplicar corticoides tópicos recordemos que, aunque en general precisan de prescripción médica, existen presentaciones hidrocortisona de baja potencia que pueden comprarse en farmacia sin receta. Es muy importante cuidar la herida hasta que cicatrice, aislarla del sol y, sobre todo, evitar que nos vuelva a picar una medusa el resto del verano. En este caso las consecuencias podrían ser más graves ya que el cuerpo ha quedado sensibilizado al veneno y podría tener lugar una reacción de tipo anafiláctico. Si persisten los problemas (dolor severo que no desaparece) debemos consultar con nuestro médico.

Mitos y leyendas: orina no, gracias

Ni “emplastos” de barro, ni alcohol, ni agua con jabón, ni vinagre, ni orina. ¡Acabamos de cargarnos todos los remedios de la abuela de un plumazo! Y, ¡ojo!, no es solo que no sean efectivos, sino que, nunca mejor dicho, podría ser peor el remedio que la enfermedad. Usar “sustancias extrañas” podría activar las células urticantes de las medusas para seguir inyectándonos el veneno.

¿Qué hay de cierto entre tanto mito? Es cierto que el vinagre puede resultar útil en algunas especies como Physalia physalis pero está contraindicado para picaduras de otras especies. Si no reconocemos con seguridad al bicho que nos ha picado (algo bastante probable porque creo que pocos veraneantes somos expertos en medusas), mejor nos quedamos quietos. Con respecto a la orina, el mito nace porque es cierto que contiene urea, pero no hay evidencia científica de aplicarnos orina sea eficaz frente a las picaduras de medusa. Por el contrario, corremos el riesgo de que otros compuestos de la orina acaben perjudicando la lesión (especialmente si por casualidad nuestro donante tuviera infección urinaria u otras alteraciones en la orina). Siento la desilusión de aquellos que alguna vez en su vida se han dedicado al malabarismo escatológico: sé lo que hicisteis el último verano, pero no era necesario. Eso sí, las risas con la anécdota no os las quita nadie.