El 75% de la población de riesgo en España, vacunada contra la gripe

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Como afirma Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología, la gripe este año “ni está ni se le espera”. A falta de datos globales, las cifras de incidencia del virus que han ido anunciando las comunidades autónomas durante la temporada muestran una caída histórica en el número de contagios. Para el experto, mucho han tenido que ver en estos datos dos hechos fundamentales. Por un lado, que la ciudadanía ha asumido las medidas de barrera recomendadas para hacer frente a la pandemia de la Covid-19; por otro, las altas coberturas conseguidas en la vacunación antigripal.

España, no en vano, se ha acercado por fin al objetivo de vacunación de la OMS, estipulado en el 75% de la población de riesgo. Así lo corroboran los datos del Gripómetro 2020, elaborado por Sanofi Pasteur en base a 32.000 encuestas entre población general y 800 entre profesionales sanitarios. Según los resultados del mismo, las personas mayores de 65 años han alcanzado una tasa de vacunación del 68,2% (13 puntos más que año anterior y con picos de hasta el 73% en mayores de 80 años), los enfermos crónicos y las embarazadas han disparado sus cifras de cobertura hasta el 61,8% (22 puntos por encima de 2019); y los profesionales sanitarios hasta casi el 74%, más de 30 puntos más que un año antes.

“Estos resultados, lógicamente, nos llenan de satisfacción. Demuestran que el mensaje lanzado desde las administraciones sanitarias alertando de que este año, debido a la pandemia, era muy necesaria la vacunación frente a la gripe ha llegado a los profesionales y ha llegado a la ciudadanía”, reflexiona Amós García.

Su opinión la comparte la doctora Esther Redondo Margüello, miembro del grupo de trabajo de Actividades Preventivas de Semergen (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria), que considera que en la gran concienciación para la vacunación de la gripe ha influido la pandemia de la Covid-19 (ocho de cada 10 ciudadanos que se han incorporado a la vacuna reconocen su influencia), el refuerzo de la comunicación dada desde los medios de comunicación, la propia influencia del entorno familiar y la gran concienciación de los profesionales sanitarios, más proactivos en la recomendación de la vacuna.

“Sin duda ninguna, la situación actual provocada por la Covid-19 ha sido en gran medida responsable de este cambio para bien. El reto que se nos plantea para próximas campañas es saber mantener esa comunicación, información, sensibilización e implicación del colectivo médico y del resto de los grupos diana de la vacuna”, afirma Redondo Margüello.

En ese sentido, según datos del Gripómetro, entre aquellos que reconocen la influencia de la Covid-19 en su decisión de vacunarse, tres de cada cuatro declaran que lo seguirán haciendo una vez que la pandemia esté controlada. Entre los profesionales sanitarios el porcentaje también supera el 70%. Hay otro dato, no obstante, que puede alentar la preocupación: la percepción de la gripe como enfermedad grave o muy grave ha aumentado apenas un punto respecto a 2019. Sin embargo, la percepción de la misma como una enfermedad molesta pero llevadera ha aumentado en 10 puntos.

“Este dato puede ser indicativo de la percepción que tiene un amplio sector de la ciudadanía respecto a la gripe. Y probablemente en muchos casos es así: un proceso molesto y desagradable, pero que no tiene una excesiva trascendencia clínica. Pero lo que tenemos que hacer es profundizar en el mensaje y hacer ver que determinados grupos poblacionales pueden tener problemas de salud muy serios por padecer una gripe”, argumenta Amós García, que señala la importancia de que la vacuna antigripal, entre estos grupos de riesgo, se convierta en parte de un estilo de vida saludable: “hay que andar, hay que hacer ejercicio físico, hay que beber agua, hay que comer sano y hay que vacunarse de la gripe. Quizás introduciendo la vacuna en ese concepto de estilo de vida logremos mantener e incluso aumentar las tasas de vacunación entre sanitarios y población de riesgo en próximas campañas”.

El impacto de la gripe en la salud cardiorrespiratoria

Según datos del Centro Nacional de Epidemiología (CNE), la epidemia de gripe de 2019 se saldó en España con 619.000 casos confirmados en Atención Primaria, 27.700 hospitalizaciones con gripe confirmada (47% de mayores de 64 años), 1.800 ingresos en unidades de cuidados intensivos y casi 4.000 muertes atribuibles a esta enfermedad. La trascendencia de la vacunación, como demuestran los datos, no es baladí. Y es que, como afirma el presidente de la Asociación Española de Vacunología, la vacunación de la gripe tiene un objetivo claro: evitar complicaciones y muertes.

Aunque para la doctora Amelia Carro, miembro de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología, sigue siendo “una gran desconocida”, una de esas complicaciones tiene que ver con la relación entre gripe y enfermedad cardiovascular. “Lo que vemos es que cuando hay epidemias de gripe, hay un aumento de la tasa de infartos de miocardio”, señala la cardióloga, que destaca que existen estudios epidemiológicos en todo el mundo que demuestran esta interrelación e, incluso, que la presencia del virus es detectable en las células del corazón: “Es un agresor directo, pero también indirecto, ya que obliga al corazón a trabajar mucho más fuerte de lo que a veces es capaz, lo que puede desencadenar una arritmia o derivar en una miocarditis, que es más frecuente en gente joven y aparentemente sana”.

La interrelación de la gripe con las enfermedades cardiovasculares va, además, más allá del momento de la infección. Y es que, aun superada la gripe, el riesgo cardiovascular sigue siendo más alto en los años siguientes para estos pacientes. Y la vacuna, como explica la experta, es una medida “muy coste-efectiva, muy sencilla y segura” para paliar esos riesgos. “Vacunar de la gripe reduce el riesgo cardiovascular entre un 15% y un 45%; un porcentaje de reducción del riesgo equiparable al que tienen las estatinas, los antihipertensivos o el abandono del tabaco”, explica.

Por ello, para Carro, los resultados mostrados por el Gripómetro son “muy satisfactorios”, especialmente entre las personas con patología cardíaca crónica, que han aumentado en más de 20 puntos la tasa de vacunación (55,6% frente al 31,9% de 2019) y se sitúan como uno de los grupos de pacientes más conscientes de la gravedad de la gripe (33% frente al 23,1% de media de los enfermos crónicos).

“Se ha hecho un esfuerzo por informar y educar y, en muchas ocasiones, ha sido el propio paciente el que ha mostrado proactividad para preguntar o solicitar su vacunación. También ha habido una mayor implicación de los cardiólogos que, concienciados de la necesidad de proteger a sus pacientes (bien de la gripe en sí misma, o para evitar que los pacientes tengan que frecuentar servicios de salud que potencialmente podrían ser foco de infección por coronavirus), han recomendado más frecuentemente la vacunación”, analiza la doctora.

Un caso similar ocurre por la interrelación entre la gripe y determinados eventos respiratorios, muy especialmente el asma y la EPOC. “A parte del cuadro típico de gripe, se produce un agravamiento de la propia enfermedad. Pero el problema más grave en este tipo de pacientes es que el virus de la gripe erosiona el epitelio respiratorio y eso facilita muchísimo la facilitación de puntos de anclaje para la infección por otras bacterias, ya que deja el terreno abonado para estas infecciones”, afirma el doctor Francisco Sanz Herrero, coordinador del área de Tuberculosis e Infecciones Respiratorias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

En opinión de Sanz Herrero, la Covid-19 ha dado a conocer a la población general la gravedad de las infecciones respiratorias y la importancia de las medidas preventivas como la vacunación para contener esta pandemia. “Deberíamos aprovechar esta concienciación para recordar que el virus de la gripe es una infección muy importante, muy grave y que se repite cada año, pero para la que contamos con herramientas para prevenirla”, señala.

Las cifras de vacunación de personas con enfermedad respiratoria se han incrementado en 25 puntos, alcanzado el 55%, aunque la percepción entre este colectivo de la gripe como enfermedad potencialmente grave se queda por debajo de la media (22,8%). “La percepción de la gripe como enfermedad infecciosa aguda frente a otras enfermedades crónicas es menos valorada, en mi opinión, por el desconocimiento de que puede ser un factor que empeora y complica la evolución de los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas”, añade el portavoz de Separ, que anima a aprovechar “la ola” generada por la Covid-19 para promover la vacuna de la gripe y concienciar de los efectos perniciosos de esta enfermedad para la salud de las personas con enfermedades crónicas.